jueves, 22 de octubre de 2020

Metáforas para enfrentar la pandemia

 

Vemos al mundo y nuestra realidad habitando nuestras metáforas, de allí la importancia de su reconocimiento

Vemos al mundo y nuestra realidad habitando nuestras metáforas, de allí la importancia de su reconocimiento

Dr. Carlos Tajer 

Introducción

La epidemia COVID 19 en pocos meses ha afectado a la mayor parte de la población mundial como ninguna otra en un siglo, con un grave impacto sanitario, económico y social. Luis Felipe Noé, un gran artista plástico argentino,  ha definido a la pandemia como “único acto de socialización universal”. Sin duda es una amenaza global  y el desafío abierto es aprender como la enfrentamos unidos como humanidad.

La resolución inteligente y mancomunada puede, en palabras de Iuval Harari, “dejar un legado de solidaridad, confianza y cooperación que nos ayudaría a lidiar con muchas otras crisis en el futuro”.  En este corto lapso de menos de un año hemos experimentado  solidaridades ejemplares así como mezquindades atroces,  y resulta evidente la ausencia de un liderazgo global.

 A nivel local, luego de un aparente e idealizado acuerdo general, vimos surgir apasionadas e interesadas controversias sobre las mejores estrategias, la utilidad así como el daño que puede inducir el confinamiento con sus consecuencias de pérdidas de empleo y caída de la actividad económica. 

La pandemia ha exigido de las autoridades políticas la elaboración de mensajes movilizadores acordes a la necesidad de colaboración de toda la población, y empujado a cada uno en su intimidad a elaborar conceptos que permitan abarcar los grandes cambios sufridos en el trabajo, los vínculos sociales y humanos.  Desde la prensa, los discursos de las autoridades, las redes sociales,  han intentado abarcar la pandemia con diferentes metáforas que con sus limitaciones han ido ordenando nuestro pensamiento y acción.

Lakoff nos ha enseñado que  las metáforas aplicadas a cualquier tema nos llevan a pensarlo de una manera particular,  a través de “mapas de correspondencias”. Vemos al mundo y nuestra realidad habitando nuestras metáforas, de allí la importancia de su reconocimiento. Explorar las metáforas que utilizamos para la pandemia en todos los planos ayuda a reflexionar en conjunto y reelaborar nuestros conceptos.

La plaga de la pandemia

David Grossman, novelista israelí, ha publicado un texto que inicia así: “Es más grande que nosotros, la plaga. Es más fuerte que todos los enemigos de carne y hueso que hemos encontrado, más poderosa que todos los superhéroes que hemos conjurado en nuestra imaginación y en las películas”.

La palabra nos remite a las plagas bíblicas, que representan castigos por pecados. El diluvio universal genocida y el exterminio de Sodoma y Gomorra por transgresiones éticas mal definidas. Las diez plagas de Egipto por la arrogancia del Faraón.  Plaga nos lleva a la pregunta sobre qué hicimos mal, ya no a nivel individual sino colectivo. 

Hemos leído múltiples interpretaciones, desde la profunda reflexión antropológica de Patricia Aguirre sobre nuestro desarrollo urbano y la disruptiva relación con la naturaleza, a otras teñidas de ideas políticas bastante más frágiles. Incluso la ilusión de que el virus traerá la ansiada revolución social o por lo menos pondrá fin al neoliberalismo. Desde las palabras de Adriana Puiggrós(vic eministra de educación argentina): “el coronavirus infectó sociedades humanas enfermas de neoliberalismo”, hasta la profecía del politólogo italiano Franco Bifo Berardi: “Asistiremos al colapso final del orden económico mundial”.   

En una hermosa canción infantil María Elena Walsh relata una epidemia de resfrío que interrumpe una guerra y permite que Mambrú retorne a su casa. La moraleja explícita: “es mejor la paz resfriada que la guerra con salud”.  Como comentaremos más adelante, la tendencia más que a una revolución social  es a un refuerzo del autoritarismo.

 En un plano espiritual y religioso se han creado cadenas de oración y rezo comunitarias.   

¿Quién es el culpable de la pandemia?  Del virus chino a la conspiración

En la era de las redes sociales, las noticias falsas (fake news) y la posverdad, no llama la atención que haya crecido la atribución del origen de la pandemia a diversos complots ocultos con objetivos perversos. Desde el  “virus chino” de Trump, a las más variadas interpretaciones.

En un relevamiento sobre pensamiento conspirativo aplicado a una muestra rigurosamente seleccionada en Gran Bretaña durante la pandemia, los autores encuentran en un 25% de la población cierto nivel de acuerdo con ideas conspirativas, un 15% un apoyo consistente y un 10% un alto nivel de convicción.

Fue notable la correlación entre la fortaleza de estas convicciones y la menor adherencia a recomendaciones gubernamentales, menor voluntad de hacer tests diagnósticos y vacunarse. Quienes piensan de esta manera también comparten  creencias conspirativas sobre la vacunación, descreen del cambio climático, y desconfían de las instituciones y profesiones.

La atribución de la creación y difusión del virus va hacia imperios, grupos económicos (Bill Gates – Soros), los fabricantes de vacunas, los neoliberales que quieren bajar  costos  jubilatorios exterminando a la población mayor, intenciones de sometimiento social, entre otras. No se ha explorado en Argentina esta hipótesis pero por lo que se lee en redes sociales, también aquí el pensamiento conspirativo es muy frecuente. 

El cisne negro vs el rey dragón

Nissim Taleb publicó  en 2007 “El cisne negro, el impacto de lo altamente improbable”, que se transformó en un best seller y una referencia obligada a acontecimientos disruptivos. Los cisnes en Inglaterra son blancos, y la metáfora del cisne negro en inglés como algo inexistente (en castellano quizás “más raro que perro verde”) tuvo su contraste con la conquista de Australia donde los cisnes eran curiosamente negros. El mensaje de Taleb es que debemos partir de la certeza de que  ocurrirán fenómenos disruptivos e  impredecibles,  lo que lleva a una mayor prudencia en la elaboración de estrategias. El cisne negro en este caso se aplica muy bien a la explosión inesperada e impredecible de la pandemia.

A esta metáfora se ha opuesto la del Rey Dragón, que describe un fenómeno grande, de una especie diferente del sistema  pero sobre la que podemos protegernos estudiando los extremos y lo improbable. En el caso de esta pandemia, queda claro que diferentes  epidemiólogos han  predicho la inevitabilidad de nuevos brotes de coronavirus sobre la base de los dos anteriores, y que algunas sociedades vecinas a China, como Corea del Sur y Taiwán, se prepararon para enfrentar una eventual epidemia mientras que otras no. 

Es posible que la elevada inversión en investigar posibles conductas como el desarrollo de una vacuna para el SARS CoV 1 de la epidemia de 2002 podría haber ayudado mucho, y que comparada con las pérdidas generadas actualmente hubieran representado un esfuerzo bien orientado.  Los especialistas en cambio climático nos advierten de la perentoria necesidad de cambiar nuestro estilo de producción y preanuncian en tiempos cortos inmensas tragedias que podrías ser evitadas o morigeradas.

La pandemia en los medios y las redes sociales

Se han publicado exploraciones de lingüistas que analizaron las metáforas utilizadas en los medios y en las redes sociales, muy similares.  

El coronavirus y la pandemia se han personalizado y personificado, adquiriendo caracteres humanos o sobrehumanos: monstruo, agresor, diabólico, perverso, monstruo, así como acciones: mata, agrede, ataca.  Esta personificación genera correspondencias:  el virus pasaría a tener una intención estratégica de exterminar a la humanidad, con inmensa crueldad.  Recordemos que el SARS Cov2 es un virus 100 veces más pequeño que un glóbulo rojo, que no puede reproducirse por sí mismo salvo ingresando a células de animales.  Pero en nuestro mundo real sin duda se trata de un monstruo.

Se ha comparado a diferentes catástrofes naturales: incendio, ola, tsunami, tormenta.  También son adecuadas las correspondencias: un incendio puede apagarse y reiniciar en otro foco, es devastador, difícil de combatir. El Tsunami es un maremoto que surge abruptamente,  adquiere grandes dimensiones, arrasa poblaciones costeras y lo único posible es escapar de región afectada.

Otra de las metáforas más frecuentes ha sido la guerra contra el coronavirus

¿Estamos o no en guerra?

La guerra contra el coronavirus ha sido muy utilizada en los mensajes políticos de muchos dirigentes europeos (el primer ministro Francés Macron o el primer ministro Español Sanchez, como ejemplos).  Tiene ventajas y correspondencias con la situación muy evidentes.

Discurso modelo:

Estamos enfrentando a un enemigo (invisible) que produce sufrimiento y muertes. Este combate genera una situación de excepción, de sacrificios. Debemos mantener una estricta disciplina y moral de victoria, venceremos a esta amenaza.  Quienes no respetan las restricciones son traidores a la causa.

Las autoridades en la mayor parte de los países han debido tomar decisiones muy duras para la economía: restricción de la circulación a través de los medios de transporte, cierre de todos los centros que reúnen grupos numerosos (espectáculos, congresos), restoranes, gimnasios, con graves consecuencias sobre la producción y el nivel de ingresos.  Las correspondencias con el estado de excepción de una guerra son claras. Pero la metáfora de la guerra ha sido muy cuestionada por varias vertientes.

La metáfora de la guerra puede llevar al autoritarismo

Enfrentar la pandemia con medidas de control poblacional ha resultado un remedio eficaz pero ha sido señalado como riesgoso. El filósofo italiano Giorgio Agamben ha resaltado el riesgo de la naturalización de las medidas extremas de excepción: “La experiencia ha demostrado que cuando lo que está en cuestión es una amenaza a la salud, los seres humanos parecen estar dispuestos a aceptar las limitaciones de la libertad que no habían soñado que podrían tolerar, ni durante las dos guerras mundiales ni bajo las dictaduras totalitarias”.

Quizá aún más preocupante es el señalamiento del filósofo coreano Byung-Chul-Han: ” Los países asiáticos, que creen poco en el liberalismo, han asumido con bastante rapidez el control de la pandemia, especialmente en el aspecto de la vigilancia digital y biopolítica, inimaginables para Occidente… China venderá su estado de vigilancia autocrática como modelo de éxito contra la epidemia. Exhibirá por todo el mundo aún con más orgullo la superioridad de su sistema. “Se han señalado excesos en políticas represivas en varios países (Hungría, Filipinas), e incluso en Argentina sectores de la oposición política acuñaron el término “infectadura” para criticar medidas gubernamentales sugeridas por el grupo asesor de infectólogos.  Ese ha sido también el argumento “libertario” de los grupos anticuarentena que han proliferado con enfoques muy heterogéneos.

La metáfora bélica en países con experiencias dolorosas recientes

Recojo sólo dos testimonios de autores colombianos,  país que ha vivido una guerra entre los movimientos insurgentes, grupos paramilitares y el estado, con más de 260.000 muertes a lo largo de seis décadas (1958-2018). 

El primero del epidemiólogo Julián Alfredo Fernández  “Esta es una oportunidad histórica para construir una narrativa de lucha común, sin fronteras y sin violencia, por un imperativo donde triunfa el conocimiento sobre la muerte.  Los médicos, médicas, las enfermeras, merecen su propia narrativa. ¿Por qué poner como punto de referencia del heroísmo al soldado? “

El segundo en el mismo artículo,  de Alejandro Gaviria,  Rector de la Universidad  de los Andes:

   “… puede llevarnos a creer que esto se soluciona con la fuerza, no con pedagogía democrática, sino con represión … es un momento además en el cual la humanidad debe estar unida, lo que contradice esencialmente esa idea de la guerra”

En estas dos críticas se pone en claro algunos aspectos de lo que oculta esta metáfora y sus limitaciones.

Contra la metáfora de la guerra

La lingüista española Inés Olza, de la Universidad de Navarra, publicó en su cuenta de twitter un mensaje que ha generado una repercusión inesperado.  Copio el mensaje de dos tweets:

“Ay, la retórica bélica… Por favor, busquemos otras metáforas: las hay (Ej;  Metáforas espaciales, mucho más neutras y pegadas a la realidad) y creo que ayudarían más y mejor a motivar a la población.    Estaría bien replicar el “Metaphor menu for cancer” de Elena Semino en nuestra retórica sobre el Covid19. Por ejemplo: 

En lugar de Ganaremos la batalla al virus :  Nuestras casas y ciudades quedarán libres de virus      

En lugar de : Hay que vencer juntos al enemigo:  Debemos recuperar juntos nuestros espacios de salud”.

Como producto de ese impulso inicial  Paula Perez Sobrino, lingüista de la Universidad de la Rioja, España, creó en conjunto con otros colegas internacionales el sitio Reframe Covid, una plataforma web que ha permitido la confluencia de aportes metafóricos para enfrenar la pandemia en dominios muy diferentes en muchos idiomas. En mi último acceso había 459 aportes muy ricos y compartiré varios ejemplos más adelante. 

Es interesante ya en el mensaje inicial la referencia al trabajo de Elena Semino, de la Universidad de Lancaster, que elaboró 17 propuestas metafóricas alternativas a la guerra contra el cáncer, en particular para pacientes con enfermedad avanzada. Esta autora señalaba la frustración que induce la imposibilidad de ganar en esa guerra, y el beneficio de otros contextos metafóricos.  Copio sólo un ejemplo:  “Imagínalo un poco como un espantoso viaje en montaña rusa… puede ser aterrador en algunos lugares, pero eventualmente para y puedes bajarte. Sé fuerte, sé valiente y estaremos aquí para sostener tu mano si la necesitas.”

La metáfora bélica oculta diferentes dimensiones de la vida durante la pandemia, donde el autocuidado, el confinamiento, la actitud de erizo, el alejamiento de los familiares, son contribuciones valiosas.  El historietista e ilustrador Alireza Pakdel ha creado numerosos dibujos durante la pandemia que pueden consultarse en su cuenta de Instagram. Le he pedido autorización para utilizarlos como complemento visual a las metáforas con su aprobación.

Figura 1:  Una casa firme mantiene la vida placentera y detiene el flujo amenazante del río de contagio del COVID19.  Alireza Pakdel.

Esto contrasta con la actitud habitual en las guerras, de falta de respeto a las normas y la tendencia a excesos (drogas, alcohol).  También la dimensión del duro rol del personal de salud, que no quiere probablemente ser soldado y mucho menos héroe.

En el sitio Reframe Covid se pueden leer propuestas muy ricas y aplicables, en dominios muy variados. Podríamos agruparlos en Viaje/camino/espacio, Deportes de equipo, Fuerzas naturales y personificación animación. Les propongo explorar algunos ejemplos.

Las metáforas espaciales – viaje

En la propuesta de Inés Olza se señala la metáfora de recuperar el espacio de salud, erradicar la enfermedad de los hogares,  recuperar los espacios del encuentro.

Otra metáfora frecuente ha sido la del viaje y el túnel.  La pregunta dura es cuanto falta para llegar al final de este túnel oscuro, y si alguien ya ve la luz al final.  Sin duda la complejidad de las medidas adoptadas y la dificultad para encontrar el justo camino  han sido expresadas como el laberinto o la encrucijada del COVID19.

  Figura 2. Alireza Pakdel.

Metáforas deportivas

Los deportes de equipo exigen disciplina, coordinación, participación, pasión, y constituyen una vivencia tradicional en varones y cada vez más amplia en mujeres. Aunque podría interpretarse que el fútbol como deporte más popular del planeta es una representación de la guerra, en general es un entrenamiento apasionado para aprender de victorias, fracasos y la posibilidad de recuperación.  Copio un relato radial de un partido contra el COVID19 del Reframe Covid.

“Día 25. Segunda parte de la prórroga. Minuto 116′ de la final. Entra el médico en mi habitación, me mira y dispara. Marca Iniesta. He dado el segundo negativo. Termina el partido. Me voy a casa. La locura. Somos campeones. Hoy lo celebro yo, mañana tú y pronto todos”. 

Un ejemplo de deporte de montaña (trekking)

Compáralo con una caminata en la montaña: estamos trabajando en la subida empinada y no podemos ver la cima todavía. Tenemos que concentrarnos en eso. Tan pronto como lleguemos a la cima, será difícil, pero entonces tal vez también podamos empezar a ver cómo bajamos…

Las autoridades suecas, muy criticadas por su estrategia menos restrictiva a la circulación y las clases que los otros países escandinavos y europeos, usaron la metáfora de la carrera: “Esta no es una carrera corta sino una maratón”.  Nos aporta correspondencias útiles para pensar en la complejidad de una enfermedad nueva, que puede tener segundas olas, reaparecer bruscamente, engolosinar con éxitos iniciales. Nadie tiene certezas y todo lo que hagamos será tentativo y solo al final de camino sabremos quien tuvo la mejor estrategia.

Otra metáfora que fue tomada por el Papa Francisco es la de remar juntos. 

Estamos en la misma barca y debemos remar todos juntos para superar la pandemia. 

Figura 3 . Alireza Pakdel . Diferentes trabajadores, desde la Media Luna Roja  a bomberos, liderados por el personal de salud, reman juntos con energía hacia la luz atravesando el amenazante mar de la pandemia. 

La medicina frente al COVID 19 y el personal de la salud

A un siglo de la gripe española, los cambios en la medicina han sido extraordinarios. El manejo de la pandemia en la mayor parte de los países ofreció imágenes muy similares: aislamiento social, equipos de protección, máscaras, como se observa en la caricatura de la época de Caras y Caretas. Figura 4.

Figura 4. Caricatura de Caras y Caretas, 1918.

A 10 meses del comienzo de la epidemia, la gigantesca dimensión de la medicina académico-industrial del siglo XXI ha sido retratada como un azorado Goliat frente al SARS-CoV2 como un desafiante David.

Figura 5. La medicina y el SARS-CoV-2

Para asemejarla a esta tragedia en la Argentina debemos remontarnos a la memoria histórica de la epidemia de fiebre amarilla de 1870, con un impacto poblacional devastador en la Ciudad de Buenos Aires, que llevó a la muerte de muchos profesionales de la salud. Cabe mencionar como ejemplo el Dr. Francisco Javier Muñiz que se ofreció como voluntario y falleció durante la epidemia, cuyo  nombre lleva el Hospital de enfermedades infecciosas de Buenos Aires. Esta pandemia constituye una amenaza para el personal asistencial, y el impacto en contagios y muertes ha sido elevado en todos los países.

Figura 6. Personal de salud atrapado al intentar asistir a un paciente.

La metáfora de guerra lleva a considerarlos soldados del primer frente de batalla, héroes en la lucha contra la enfermedad. Estas metáforas heroicas ocultan la sensación verdadera de estos profesionales, asustados por la enfermedad, no sólo por su riesgo personal sino por la posibilidad de transmitirla a sus familiares más directos. Estas contradicciones se han reflejado en las manifestaciones públicas con reclamos al abastecimiento de equipos de protección adecuados, en una de ellas con una pancarta que afirmaba:  from Heroes to zeroes. De héroes a Ceros. Refleja la sensación del poco reconocimiento y cuidado que la sociedad le ha prestado a sus “sanitarios”, como los denominan en España.

Los héroes en la cultura de cada sociedad son muy heterogéneos, desde los superhéroes norteamericanos (Superman, El Capitán América) a los más tiernos y carnales como el Quijote en España que lucha contra los molinos de viento armado sólo con su lanza.  Con diferentes miradas han surgido ilustraciones que dan cuenta de este particular heroísmo.

Figuras 7 y 8. Personal de salud adquiere alas angelicales o una capa de superhéroe.

 En una imagen muy conmovedora, el artista Banksy, misterioso autor de notables murales callejeros en diversas partes del mundo, nos muestra un homenaje de un niño que prefiere jugar  con una terrenal enfermera  con capa y deja en el olvido a sus viejos superhéroes de fantasía.

Figura 9. Mural de Banksy.

Cualquiera sea la concepción metafórica para definir la actuación del personal de salud en la pandemia,  hay algo trascendente en esta entrega que quedará en la memoria colectiva.

La analogía con tragedias históricas

Con la disponibilidad de recursos informáticos on-line el recuento del impacto numérico de la pandemia en términos de contagios y casos fatales ha alimentado las redes sociales y medios de comunicación. En general la población no interesada en temas epidemiológicos desconoce las cifras de defunción de sus países, en una prudente  negación necesaria para convivir con la certeza de no ser inmortales. En esta ocasión, la actualización diaria o cada 12 horas de las cifras ha llevado a evocaciones de diferentes tragedias históricas de orígenes muy diferentes. Así se ha comparado con los muertos del ataque terrorista del 11 de Setiembre a las Torres gemelas, o la afirmación de que causó más muertos que la guerra de Vietnam (58159 para los estadounidenses, pero cuatro millones para los vietnamitas que curiosamente han administrado muy bien esta pandemia  con un escaso impacto poblacional). 

También en la memoria latinoamericana los muertos en diferentes guerras y dictaduras, los 30.000 desparecidos en Argentina, son solo similares en el dolor que significan las pérdidas, pero en planos que no guardan ninguna relación con esta enfermedad epidémica. Son recuerdos que vienen a la memoria como refuerzo de un estado de duelo, que es posible que contribuyan a incrementar el dolor.

La dimensión personal

Son muchas las personas cuya vida ha cambiado por completo en lo cotidiano desde el comienzo de la pandemia. La pérdida del trabajo o el cambio a la modalidad de tele-trabajo, el distanciamiento social y físico con los seres queridos, la pérdida de las rutinas placenteras,  de las salidas a espectáculos, del deporte, del turismo. Acompañado esto del riesgo y los contagios que han afectado a todos los grupos familiares en las ciudades más afectadas.

Las metáforas han sido en este sentido múltiples: vivir en una novela de Kafka, en una pesadilla o una película de terror.

También el tema de la incertidumbre, en una enfermedad que tiene una baja letalidad y que para muchos es sólo una gripecita, y para otros una grave afectación hasta la perdida de la vida. Así la metáfora de la ruleta de la suerte, o la caja de bombones de Forrest Gump donde uno elije,  pero solo al morder debajo de la cubierta de chocolate sabe que gusto le tocó.   

La explicación a  los niños de la necesidad de distanciamiento social, del porqué no poder encontrarse con sus compañeros de clase en el caso de la Argentina durante todo el año escolar, la importancia del lavado de manos y el riesgo de contagiar a sus familiares, en particular a sus abuelos: como Elsa, la princesa de Frozen con poderes criogénicos en sus manos, que con solo tocar a sus semejantes, aun los más amados,  los congela y destruye.

La dimensión del sacrificio útil para la sociedad de quedarse en casa y respetar todas las normas de cuidado propuestas por las autoridades ha generado también diversas metáforas que la valorizan, como una de las propuestas de Reframe Covid.

“Si uno va a ser un héroe en estos tiempos, debe actuar como un erizo. No rugir como un león o pelear como un gigante, sino enrollarse en una bola y esperar, esperar por tiempos mejores.”

La nueva normalidad

Todavía el final de la pandemia parece alejado. Varios países europeos que habían vuelto a la que podríamos llamar vieja normalidad, autorizando el retorno a las clases, la actividad turística, los restoranes, están padeciendo la segunda ola de la pandemia, con advertencias de las autoridades de la Organización Mundial de la Salud de que puede ser más grave que la primera. Las mayores esperanzas están puestas en las vacunas, y persiste el debate entre posturas orientadas a generar una inmunidad de rebaño (hasta ahora con un fracaso notable salvo la excepción de Suecia) y las restrictivas con un acentuado daño al empleo y un incremento histórico sin precedentes en tiempos de paz de crisis económicas y pobreza.

Se ha pensado a la pandemia como un portal, una puerta entre un mundo y el siguiente. Aunque no motivada en esta metáfora, en Argentina se efectuó un concurso de pintura de puertas, en el que participaron centenares de artistas, muchos de ellos habituados al arte en murales callejeros actualmente impedidos por las restricciones.  El primer premio fue otorgado a la figura que reproducimos. Vemos allí una sucesión de puertas sin abrir, que por un lado amplían el espacio y por el otro nos informan que no sabemos que hay detrás de cada una, que no sabemos también cual es la última y si existe luz al final del largo pasillo.


 Figura 10. Primer premio del concurso de puertas intervenidas. Infinitas puertas sin abrir.

Otras han reflejado la difícil convivencia 24 por 7 con parejas y niños, en espacios reducidos, sin posibilidad de salidas ni recreación.


Figura 11. Segundo premio del concurso de Puertas intervenidas. La convivencia durante el confinamiento.

Las metáforas de los escenarios de futuro

Si hay algo de lo cual estamos seguros es de nuestra incertidumbre: no sabemos cómo evolucionará esta pandemia y que consecuencias traerá a nivel global, local ni personal.  Quisiéramos creer que este desafío global será en algún momento tomado por la comunidad de líderes internacionales para elaborar respuestas globales que vayan más allá de intereses comerciales o circunstanciales. Esta ilusión no debería apagarse aunque las posibilidades de concreción parecen estar detrás de una de esas infinitas puertas de la ilustración, y los desafíos como el cambio climático son acuciantes.

A nivel local deberemos enfrentar entre todos una profundización de pobreza y marginación. Algunos han utilizado la metáfora de la lupa, de como la pandemia a amplificado la conciencia de que sectores muy amplios de la población, por lo menos en Argentina, viven sin agua potable  ni cloacas, como manifestaciones más extremas de carencias al alcance de la mano para ser corregidas.

Cuando conversamos con pacientes sobre sus enfermedades intentamos brindarles un escenario de futuro. Aunque no tenemos certezas, podemos transmitir lo más probable y en la mayor parte de los casos brindar metáforas de escenarios esperanzadoras. Cuando no, nos queda el apoyo a enfrentar el dolor y lo irremediable con nuestro mayor compromiso, como ejemplo en el menú de metáforas de cáncer de Elena Semino.

De la misma forma, y a la manera de conclusiones finales:

Cada metáfora que utilizamos para enfrentar la pandemia tanto a nivel individual como social nos aporta ventajas y limitaciones.  Es importante tomar conciencia de la complejidad de nuestros enfoques y escuchar los otros.

 El desafío de la pandemia es global y debemos enfrentarlo entre todos.  Debemos pensar la pandemia como una oportunidad para mejorar. Tomar conciencia de que somos una humanidad.

 Debemos explorar formas de comunicar que nos incluyan: nos hagan sentir partícipes, responsables, y que nos brinden esperanza.

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