Que significa ser vulnerable?
Los grupos vulnerables de personas son aquellos que están expuestos de manera desproporcionada al riesgo, pero quién está incluido en estos grupos puede cambiar dinámicamente. Una persona que no se considera vulnerable al comienzo de una pandemia puede volverse vulnerable según las políticas de respuesta.
Los riesgos de pérdida repentina de ingresos o de acceso a apoyo social tienen consecuencias difíciles de estimar y constituyen un desafío para identificar a todos aquellos que podrían volverse vulnerables. Ciertamente, en medio de la pandemia de COVID-19, los grupos vulnerables no son solo las personas mayores, las personas con mala salud y comorbilidades, o las personas sin hogar o con poca vivienda, sino también las personas de un gradiente de grupos socioeconómicos que podrían tener dificultades para hacer frente financiera, mental o física con la crisis.
Las estrategias más recomendadas para controlar la propagación del COVID-19 —el distanciamiento social y el lavado frecuente de manos— no son fáciles para los millones de personas que viven en comunidades muy densas con viviendas precarias o inseguras, saneamiento y acceso a agua potable deficientes. A menudo, las personas que viven en estos entornos también padecen desnutrición, enfermedades no transmisibles y enfermedades infecciosas como el VIH / SIDA y la tuberculosis. En Sudáfrica, 15 millones de personas viven en municipios donde la incidencia del VIH es de alrededor del 25%. Estas poblaciones inmunodeprimidas tienen un mayor riesgo de Covid-19. Otra preocupación en los países africanos es que la respuesta al COVID-19 se producirá a expensas del tratamiento de otras enfermedades. Por ejemplo, en la República Democrática del Congo, la respuesta al ébola provocó el resurgimiento del sarampión.
El efecto de las polticas de respuesta sobre los niños en la lucha contra el COVID-19 también es motivo de preocupación. El 23 de marzo, UNICEF informó que en América Latina y el Caribe más de 154 millones de niños están temporalmente fuera de la escuela a causa del COVID-19. El impacto de esta política va más allá de la simple pérdida de educación: en esta región, los programas de alimentación escolar benefician a 85 millones de niños, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura evaluó que estos programas constituyen una de las fuentes diarias de alimentos más confiables. para alrededor de 10 millones de niños. Al cuestionar si existe evidencia apropiada para apoyar la reducción de la transmisión a través del cierre de escuelas, Richard Armitage y Laura Nellums consideraron los riesgos a largo plazo de profundizar las inequidades sociales, económicas y de salud para los niños en una carta publicada en The Lancet Global Health .
Un informe de la ONU de 2015 que analiza los efectos socioeconómicos del ébola en África también destacó los mayores riesgos de embarazo en las niñas, la deserción escolar y el abuso infantil.Los niños más vulnerables forman parte de familias en las que los padres tienen trabajos informales y no pueden trabajar desde casa. Esta situación es particularmente preocupante en países como India, donde más del 80% de su fuerza laboral está empleada en el sector informal y un tercio de la gente trabaja como trabajadores ocasionales. En entornos socioeconómicamente frágiles, una política de bloqueo puede exacerbar las desigualdades en salud y las consecuencias necesitan una consideración cuidadosa para evitar reforzar el círculo vicioso entre pobreza y mala salud. Human Rights Watch ha informado que el cierre en la India ha afectado de manera desproporcionada a las comunidades marginadas debido a la pérdida de sus medios de vida y la falta de alimentos, refugio, salud y otras necesidades básicas. Ante este desafío sin precedentes, los gobiernos deben ser conscientes de que las estrategias para abordar la pandemia no deben marginar ni estigmatizar aún más a las comunidades afectadas.Los grupos vulnerables y las desigualdades en salud también son evidentes en los países desarrollados. Estados Unidos es un duro recordatorio de la división que existe en países sin un sistema universal de atención de la salud. Para las personas que no tienen un seguro médico privado, esta pandemia podría hacer que se enfrenten a la elección de dificultades financieras devastadoras o resultados de salud deficientes, o ambos. Durante la pandemia de influenza H1N1 2009 en los EE. UU., Las personas con peores resultados de salud se encontraban en los grupos socioeconómicos más bajos. Este mismo grupo de personas vulnerables ahora se ha visto atrapado en medio de una gran emergencia de salud como resultado de diferencias de riqueza de largo plazo.
Al responder al COVID-19, los formuladores de políticas deben considerar el riesgo de profundizar las desigualdades en salud. Si los grupos vulnerables no se identifican adecuadamente, las consecuencias de esta pandemia serán aún más devastadoras. Aunque se deben seguir las orientaciones de la OMS, no será apropiado un modelo único para todos. Cada país debe evaluar continuamente qué miembros de la sociedad son vulnerables para apoyar de manera justa a los que están en mayor riesgo.
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