martes, 30 de marzo de 2021

La mirada de los otros

 

Acerca de la medicina, la academia y la vida privada

Hay una medicina que se ejerce en los salones de los hoteles five stars, en los journals y en las academias. Es interesantísima, deslumbrante, te come la cabeza. Está llena de gente valiosa e inteligente. Pero también está infectada de  fanfarrones y egomaníacos. Es una medicina para médicos, endogámica. Una isla paradisíaca donde el sufrimiento, el dolor o la muerte nunca salen en el Power Point. Es seductora y mentirosa. Huele a perfume de free shop. Es falsa como el espejo de la madrastra de Cenicienta.
 
Pero también está la gente…

La mujer que te mira con sus enormes ojos azules y te pide aire, aire, aire… El hombre que se toma el pecho y cierra la mano como una garra sobre el esternón. El tipo te pregunta con la mirada si eso es la muerte. La madre que te pone sobre los brazos a una nena empapada en sudor sacudiéndose en medio de una convulsión. Te grita, sin pronunciar ni una palabra, con la boca apretada y las manos crispadas, que vos sabés, que vos podés, que vos sos Dios y que por eso te la entrega. Una viejita esquelética abandonada en la cama del hospital a la que nadie nunca vino a ver. Te mira. Te pide que le tomes la mano. Que la toques. Porque morirse sin otra piel que roce la suya es inhumano, es indigno, miserable. Y vos le apretás fuerte los dedos flacos y huesudos. Y esperás a que la muerte se la lleve en paz. El viejo que te pregunta si sus hijos están afuera. Se queda esperando tu respuesta con sus ojos clavados en los tuyos. Vos dudás. Y le decís que sí, que pasaron toda la noche en vela, que están preocupados, que lo deben querer mucho por la forma en que preguntaban por él. Que más tarde los dejarás pasar aunque sea un ratito. Pero afuera no hay nadie. Le mentiste. Nunca hubo nadie.

Después viene la secretaria y te exige que completes un certificado. Te apura para que hagas las epicrisis pendientes. Te llaman del sanatorio para avisarte que las obras sociales no pagaron, que no podrás cobrar por tu trabajo del mes.

Más tarde entregás la guardia y te vas a tu casa.
 
La calle te resulta extraña, inhóspita. Has perdido los códigos de convivencia. No entendés ninguna de las preocupaciones de la gente. Ni sus tristezas ni sus alegrías. El mundo está cubierto de un velo opaco. Una atmósfera turbia de Jet-lag. Abrís la puerta y tu mujer te recibe como si desde el momento en que te fuiste -36 horas atrás- no hubiese ocurrido nada en tu vida. Hay un agujero de tiempo que nadie, excepto vos, percibe. Te dice que tu hijo tiene fiebre, que llegó la cuota del colegio y que hay que llamar al service del lavarropas. Te encerrás en el baño. Ella te sigue hablando a través de la puerta. Te grita que no orines sobre la tabla del inodoro y que pongas la ropa sucia en el canasto.Te mirás al espejo. Te das lástima. Te duele la espalda.

Pensás en tu compañera de guardia. Sabés que ella te entendería. Que no necesitarías decirle nada. Cerrás los ojos y ves sus pechos flotando debajo de la chaqueta. Despeinada. Acostada en la cama de abajo, vos en la de arriba. Derrumbados, los dos. Sobre el piso hay una caja de cartón con restos de pizza fría mordisqueados. La escuchás respirar. Están agotados, insomnes. Ella estira el brazo, lo sube como buscando el cielo. Vos bajás el tuyo. Se tocan. Se acarician las manos. Se aprietan hasta hacerse doler.

Ahora estás solo en el baño. Afuera tu hijo llora. En la tele una idiota grita y se ríe a carcajadas. Te sacás la ropa. Abrís la ducha. Dejás que el agua te ahogue las ganas de gritar. Te secás. Te ponés el pijama. Buscás en la agenda el número de teléfono del técnico del lavarropas. Tratás de recordar cuántos kilos pesará tu hijo. Contás gotitas de Paracetamol: diez, once, doce…

lunes, 29 de marzo de 2021

Embarazada durante la pandemia: Unidos en la maternidad

 

https://doi.org/10.1016/j.eclinm.2021.100760

El frío teléfono del hospital y las luces fluorescentes amplifican el vacío. “Lo siento mucho … hicimos todo lo que pudimos”. La quietud ensordecedora es interrumpida por el sonido distante de los niños jugando. Aunque las restricciones para las visitas al hospital se relajan al final de la vida, no pudo venir a despedirse porque no tenía otro cuidador de niños para sus dos hijos pequeños. Las lágrimas comienzan a brotar, borrando todo lo que te rodea. El silencio momentáneo parece una eternidad. Buscas palabras, pero no las hay. “Lo siento mucho”, ofreces desesperadamente de nuevo, tratando y fallando de estabilizar tu voz. Mientras su propio bebé patea, su corazón se hunde de culpa.Lo repasas todo una y otra vez en tu cabeza. Recuerda su risa en la primera ecografía del embarazo, el miedo que compartió en marzo cuando se hizo evidente la gravedad del COVID-19 y cómo se unieron por lo extraño que fue estar embarazada. Si estaba nerviosa cuando la ingresaste en el hospital, nunca lo dejó ver. Su juventud y su sonrisa nos sostuvieron tanto como su familia, que no se dio cuenta de que nunca más la volverían a ver en persona. Ella nos inspiró, al dar su consentimiento para participar en la investigación porque quería asegurarse de que las personas latinas embarazadas fueran incluidas en estudios clínicos y traslacionales destinados a comprender los resultados y los efectos biológicos del COVID-19 en el embarazo. Lo habíamos probado todo: esteroides, remdesivir, plasma de convalecencia, moduladores de IL-6, pronación, intubación, ECMO, esperanza. Con el final cerca, miras sus ojos castaños oscuros, deseando que las arrugas alrededor de los tuyos transmitan tu emoción, tu gratitud por su vida y su fuerza. En casa esa noche, solo piensas en ella. Y el dulce bebé en la UCI neonatal que sería dado de alta sin una madre.

domingo, 28 de marzo de 2021

Clínica de la soledad

 

Cada vez más personas aceptan una vida en la que están físicamente y emocionalmente aislados el uno del otro

Autor/a: Daniel Flichtentrei 

https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=92731

“Un hombre aislado y solo se siente débil, y lo es.” Concepción Arenal (1820-1893)

Hace algunos meses Severo perdió a su mujer, Lucía. Convivieron durante más de 50 años en una casa humilde de un barrio obrero del Gran Buenos Aires. Allí nacieron sus cuatro hijos, tres mujeres y un varón, todos graduados universitarios. Él trabajó treinta años en una fábrica de carrocerías de camión hasta que lo despidieron cuando el establecimiento cerró. Desde entonces mantuvo su hogar haciendo de pintor, albañil, plomero, jardinero, en todos los casos con extraordinaria habilidad. Nunca les faltó nada, pero nunca les sobró nada. Jamás tuvieron vacaciones ni salieron de la ciudad. Hace dos años Lucía tuvo un accidente cerebrovascular hemorrágico que la dejó hemipléjica y afásica. Severo salía muy temprano a trabajar después de dejar a su mujer bañada y alimentada al cuidado de los vecinos. Sus hijos se turnaban para pasar cada vez que podían. Por las noches se acostba a su lado y le contaba historias de infancia y juventud. Ella le apretaba la mano a medida que la narración se ponía intensa o los recuerdos la emocionaban. A veces soltaba una lágrima que él besaba sobre sus mejillas. Murió hace seis meses durante una noche helada. En paz, envuelta en el silencio al que su cerebro la había condenado. Severo se quedó hasta la mañana abrazado a su cuerpo contándondole al oído las últimas historias de una larga vida compartida. Cuando salió el sol llamó a sus hijos…, y la soltó. Desde entonces comenzó a bajar de peso, a tener disnea, tos y deterioro cognitivo. Todos sus exámenes fueron normales. Ningún tratamiento modificó sus síntomas. Dejó de caminar, de hablar, de ver el fútbol por TV. Anoche su hija menor me llamó para avisar que lo encontraron muerto, solo, en la misma cama en la que falleció Lucía. Les costó mucho quitarle el portarretrato con la foto de casamiento que apretaban con rigidez cadavérica las manos de Severo.

La especie que somos

Somos una especie gregaria por naturaleza. Nuestra evolución está ligada de manera determinante a la convivencia con otros. La biología ha configurado a los humanos con dispositivos especialmente adaptados a la vida en comunidad. La pérdida del contacto con nuestros semejantes genera reacciones desadaptativas con un alto costo para la salud. Somos mamíferos ultrasociales cuyos cerebros están conectados para responder a las señales de otras personas.

Los humanos primitivos tenían más probabilidades de sobrevivir cuando se mantenían unidos. La evolución seleccionó la preferencia por los fuertes vínculos humanos a través de genes que recompensan el placer de la compañía y producen sentimientos de malestar al enfrentar el aislamiento. La evolución nos configuró no solo para sentirnos bien con la conexión social, sino para que ello nos aporte una sensación de seguridad ante las amenazas del ambiente.

La pérdida del contacto con otros enciende los mecanismos fisiológicos del peligro y la amenaza codificados en nuestros genes. Las consecuencias no solo son cognitivas y emocionales sino también el producto de una cascada de acontecimientos mediante los cuales la fisiología se perturba de manera muy significativa.

– Las sociedades occidentales han degradado gregarismo humano de una necesidad a un hecho incidental.
– Cada vez más personas aceptan una vida en la que están físicamente y emocionalmente aislados el uno del otro.
– Nuestro medio ambiente ha cambiado, sin embargo nuestra fisiología ha permanecido igual.
– Somos las mismas criaturas vulnerables que se amontonaban ante los terrores nocturnos como hace sesenta mil años.
– El altruismo recíproco está codificado en los genes de la especie.


Edward Hopper

Por diversas razones, a menudo no consideradas en la agenda médica, la soledad se ha convertido en un grave problema de salud pública. La necesidad de una conexión social significativa, y el dolor que sentimos sin ella, son características definitorias de nuestra especie. Nuestro bienestar está intrínsecamente vinculado a las vidas de los demás. Pero vivimos una cultura que nos repite con insistencia que vamos a prosperar a través del interés propio, de la competencia y el individualismo extremo.

Cognición Social
El sentido que le damos a nuestras interacciones con los otros se denomina cognición social. Es el estudio de la manera en que la gente procesa la información social, en particular su codificación, almacenamiento, recuperación y aplicación en situaciones sociales.La neurociencia cognitiva social es la investigación del origen biológico de la cognición social, es decir, los procesos que suponen la interacción con miembros de la misma especie.Se refiere a los muchos procesos diferentes mediante los cuales las criaturas entienden y dan sentido al mundo.La percepción, la atención, la memoria y la planificación de la acción son ejemplos de procesos cognitivos. Todos estos procesos son importantes en las interacciones sociales y el estudio del procesamiento de la información en un entorno social (cognición social).

Que la ruptura social no se trate como un problema médico con la misma transparencia con la que tratamos un hueso roto, es simplemente porque no podemos verla. Sin embargo las neurociencias han demostrado que el dolor social y el dolor físico son procesados por los mismos circuitos neuronales. En humanos como en otros mamíferos sociales, el contacto reduce el dolor físico. Abrazamos a nuestros hijos cuando se lastiman precisamente porque el afecto es un poderoso analgésico. Los opioides alivian tanto el dolor físico como la angustia de la separación.

El dolor físico nos protege de las lesiones físicas, el dolor emocional nos protege del daño social. Despierta el impulso ancestral hacia la conexión con otras personas en redes sociales que amortiguan la intemperie del mundo. Pero para muchas personas eso es casi imposible.

La soledad es la causa raíz, la “causa de las causas”, de muchos fenómenos clínicos que registramos a diario en nuestros pacientes. La práctica clínica restringida al tratamiento de las causas próximas nos impide tomar en cuenta la vida de relación de nuestros pacientes y condena al fracaso a muchas de nuestras intervenciones orientadas exclusivamente a lo inmediato y a la corrección de variables fisiológicas sin considerar los motivos de sus desvíos cuantitativos. Todo indica que la soledad que enferma y mata es la “soledad percibida”. Es decir aquella que es independiente de la cantidad de personas que nos rodean y que está determinada por la profundidad y calidad del vínculo más que con la cantidad.

“El dolor físico protege al individuo del daño tisular. El dolor social denominado “soledad” ha sido seleccionado por la evolución por motivos similares: proteger al individuo del riesgo de vivir aislado. Está en nuestros genes desencadenar la respuesta adaptativa a ambas señales.”
 “El ambiente social afecta las señales neuroendócrinas que regulan la conducta y ésta modifica el ambiente que, a su vez, afecta las señales neuroendócrinas en un loop recursivo de retroalimentación. El estudio de los organismos AISLADOS de su ambiente es un sinsentido biológico”.
 “Percibir el mundo como amenazante y sin apoyo social sensibiliza al circuito cortico-amigdalino estimulando la hipervigilancia y altera la actividad inmune promoviendo y sosteniendo un estado inflamatorio persistente.”
John Cacioppo (Loneliness)

Las enfermedades crónicas del aislamiento pueden desencadenar una cascada de eventos fisiológicos que aceleran el proceso de envejecimiento. La soledad no solo altera el comportamiento sino que modifica las hormonas del estrés, la función inmune y la función cardiovascular. La persistencia de estos cambios neuroendócrinos e inmunes ha sido señalada en numerosas investigaciones como causa de morbilidad y mortalidad temprana.

La experiencia sensorial de la conexión social, profundamente entretejida en lo que somos, ayuda a regular nuestro equilibrio fisiológico y emocional. El entorno social afecta las señales neuronales y hormonales que rigen nuestro comportamiento, y nuestro comportamiento, a su vez, crea cambios en el entorno social que afectan nuestros procesos neuronales y hormonales.

Desde el “neurofetichismo” hacia una ciencia real del cerebro (situado en su contexto).
– La cognición humana es CO-cogniciónLos comportamientos no ocurren en un vacío situacional. Más bien, se derivan de la evaluación continua de la información contextual, un proceso que es altamente adaptable, necesario para la supervivencia y crucial para las interacciones sociales y lingüísticas.
– Todo proceso cognitivo humano es altamente sensible al contexto, funciona teniendo un sensus communis como una especie de fuerza centrípeta: una capacidad para tener sentido holísticamente, a nivel experiencial, de una variedad de información proveniente de los niveles sensorial, motor y cognitivo.
– Sensus communis no debe confundirse con el sentido común, se refiere a la naturaleza holística de la neurocognición, esa mezcla constante de significados, percepciones, reflexiones, acciones y reacciones que da lugar a nuestras experiencias.
– La mente humana trabaja de una manera situada e integradora: todos los procesos cognitivos ocurren en el contexto de otros procesos y en escenarios específicos, que dan forma (y son moldeados por) ellos. Estas limitaciones contextuales son desencadenadas por el entorno, por otras personas, por nuestras acciones, por nuestras señales corporales internas, por nuestros estados emocionales, por los enunciados que nos rodean y por nuestras intenciones y expectativas. En resumen, el contexto está en todas partes.
– Las redes fronto-insulo-temporales son críticas para la integración de estados y emociones interoceptivos con la información social para predecir y atribuir significados sociales.

“El miedo, la pobreza, el alcoholismo, la soledad son enfermedades terminales. Urgencias, de hecho.” “Manual para mujeres de la limpieza”, Lucia Berlin

Los estudios epidemiológicos han demostrado que la incidencia de soledad oscila entre el 20% y el 40% de la población. Una de cada cuatro personas regularmente se sienten solitarias.

El aislamiento social esté fuertemente asociado con la depresión, el suicidio, la ansiedad, el insomnio, el miedo y la percepción de amenazas. Es menos percibido pero de igual trascendencia su impacto epidemiológico en la salud poblacional. Se ha vinculado con la demencia, hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes, accidentes cerebro-vasculares, menor resistencia a las infecciones, enfermedades autoinmunes, suicidio, depresión, accidentes domésticos y de tránsito.

En los humanos, la soledad ha demostrado predecir la progresión de la enfermedad de Alzheimer. Existen estudios recientes que también sugieren que altera la transcripción del ADN en las células de su sistema inmune.

Percibir el mundo como amenazante y sin apoyo social sensibiliza al circuito cortico-amigdalino estimulando la hipervigilancia y altera la actividad inmune promoviendo un estado de inflamación crónica aséptica de bajo grado.

La soledad tiene un impacto comparable en la salud física al de fumar 15 cigarrillos al día: parece aumentar el riesgo de muerte prematura en un 26%. Esto se debe en parte a que aumenta la producción de la hormona del estrés cortisol que suprime el sistema inmunitario.

Ya existen evidencias acerca de que la soledad disminuye la efectividad del sueño. Hay fragmentación, somnolencia diurna y fatiga crónica. Entre las personas mayores de 60 años, la soledad es un predictor de deterioro funcional y muerte. La influencia del aislamiento social objetivo y subjetivo sobre el riesgo de mortalidad es comparable con los factores de riesgo bien establecidos por la tradición que los médicos evaluamos continuamente.

Pese a estas evidencias la pesquisa de la soledad en la consulta con los enfermos no figura en la agenda del clínico. Algunos países consideran este tema como un grave problema de salud pública. En el Reino Unido, por ejemplo, se ha convertido en una prioridad del Estado.

Las investigaciones oficiales han arrojado resultados alarmantes:

• Más de 9 millones de personas se sienten solas siempre o con frecuencia.

• Alrededor de 200.000 personas mayores no han tenido una conversación con un amigo o pariente en más de un mes.

• Hasta el 85% de los adultos jóvenes discapacitados (entre 18 y 34 años) se sienten solos.

Existen instrumentos validados para la evaluación del grado de conexión social de los pacientes que pueden resultar útiles en la práctica diaria. La Escala de Soledad de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) es una de ellas.

Indique en qué grado le describen a usted cada una de las afirmaciones siguientes. Señale con un número del 1 al 4 cada una de ellas.

1. Indica: “me siento así a menudo”.
2. Indica: “me siento así con frecuencia”.
3. Indica: “raramente me siento así”.
4. Indica: “nunca me siento de ese modo”.

• Con qué frecuencia se siente infeliz haciendo tantas cosas solo/a.
• Con qué frecuencia siente que no tiene a nadie con quien hablar.
• Con qué frecuencia siente que no puede tolerar sentirse solo/a.
• Con qué frecuencia siente que nadie lo/a entiende.
• Con qué frecuencia se encuentra a sí mismo esperando que alguien lo/a llame o lo/a escriba.
• Con qué frecuencia se siente completamente solo/a.
• Con qué frecuencia se siente incapaz de llegar a los que lo/a rodean y comunicarse con ellos/as.
• Con qué frecuencia se siente necesitado/a de compañía.
• Con qué frecuencia siente que es difícil para usted hacer amigos/as.
• Con qué frecuencia se siente silenciado/a y excluido/a por los/as demás.

Los médicos tenemos la obligación de abrir el espectro de nuestras explicaciones de los fenómenos clínicos que observamos incluyendo al ambiente donde se generan. Gran parte de los cuadros por los que asistimos a nuestros pacientes son la consecuencia de los esfuerzos adaptativos de las personas a un contexto que demanda una carga que no logran soportar.

En tiempos de individualismo, de exaltación de la competencia, de meritocracia y ruptura de los lazos sociales, la patología no podría más que reflejar las circunstancias de la vida. Limitarnos a las causas inmediatas (variables fisiológicas), mientras permanecemos ciegos a las causas distales (ambientales y evolutivas) que las provocan, limita nuestra capacidad de comprender y, por lo tanto, de ayudar a las personas que confían en nosotros.

Es imperativo que ingrese a nuestro repertorio de preguntas tradicionales como: “¿fuma?” o “¿hace ejercicio?”, una pregunta urgente y fundamental: “¿se siente usted solo?” 

sábado, 27 de marzo de 2021

Las mujeres artistas pop finalmente están recibiendo lo que les corresponde

 

https://www.artsy.net/article/artsy-editorial-women-pop-artists-finally

Los amigos recortaron una reseña en un periódico de su primera exposición, en la década de 1950, a pesar de que identificaba a la artista como una ama de casa con una “imaginación viva”. Es cierto que Drexler estaba casada y sus primeras esculturas se hicieron en casa con cosas del cajón de la basura de la familia. Pero la potencia creativa que pasó a escribir guiones, luchó profesionalmente y todavía está pintando pinturas irónicas y con collages estaba lejos de ser el ama de casa promedio de mediados de siglo.Más allá de subestimar a Drexler, esa revisión también expuso un flagrante doble rasero. Sus compañeros masculinos eran venerados por cocinar arte inspirado en la cocina , como Andy Warhol y sus cajas de estropajos Brillo , o Claes Oldenburg y sus enormes bolsas de hielo . Cuando lo hicieron, fue Arte pop. Cuando Drexel lo hizo, fue lindo.

Vista de la instalación de "Seductive Subverssions", 2010. Cortesía de la Universidad de las Artes, Filadelfia.
Karen Chernick 26 de marzo de 2021 8:00 a. m. Martha Rosler Foto Op , 2004 Museo de Arte de Seattle Uno de Rosalyn Drexler

Vista de la instalación de “Seductive Subverssions”, 2010. Cortesía de la Universidad de las Artes, Filadelfia.El arte pop, el popular movimiento de las décadas de 1950 y 1960 que convirtió la cultura de consumo en bellas artes, ha estado representado durante mucho tiempo por una camarilla de hombres estadounidenses y británicos, aunque siempre incluyó una cohorte internacional de artistas femeninas como Evelyne Axell, Dorothy Grebenak, Marjorie Strider, Chryssa, y Kiki Kogelnik. Estos artistas agregaron dimensión al arte pop al ser pioneros en la escultura suave y de neón, y al enfocarse en los consumidores en lugar de en los productos de consumo. “Los artistas masculinos se trasladaron al dominio de las mujeres y saquearon con impunidad. El resultado fue el arte pop”, escribió la historiadora del arte Lucy Lippard en un artículo de 1972 sobre imágenes domésticas en el arte para la revista Ms. “Si los primeros artistas pop importantes hubieran sido mujeres, el movimiento nunca habría salido de la cocina”.Pero el movimiento salió de la cocina y entró en el mercado del arte . Obras de los nombres más importantes del movimiento: Warhol, Oldenburg, Roy Lichtenstein, Jasper Johns, y Tom Wesselman—Han obtenido sumas multimillonarias, la más reciente en julio de 2020, cuando Nude with Joyous Painting (1994) de Lichtenstein se vendió por 46,2 millones de dólares en una subasta de Christie’s. Por ahora, los precios de sus contrapartes femeninas están muy por detrás y todavía los estudiosos y curadores siguen extrayendo de los márgenes de la historia del arte.

Vista de instalación de "Rosalyn Drexler: ¿Quién se cree que es?"  en el Rose Art Museum de la Brandeis University, 2016. Obras de arte © Rosalyn Drexler / Artists Rights Society (ARS).  Foto de Charles Mayer Photography.  Cortesía del Rose Art Museum de Brandeis University.
Vista de instalación de “Rosalyn Drexler: ¿Quién se cree que es?” en el Rose Art Museum de la Brandeis University, 2016. Obras de arte © Rosalyn Drexler / Artists Rights Society (ARS). Foto de Charles Mayer Photography. Cortesía del Rose Art Museum de Brandeis University.Anuncio publicitario”

Las mujeres no eran financiables en ese momento”, dijo Drexler sobre la década de 1960 en una entrevista de 2004 . “No recibí ofertas. En mi ingenuidad pensé que era porque no era pintor ”. Precios de esculturas de madera a gran escala de Marisol igualó a sus homólogos masculinos del pop en su apogeo (aún no han alcanzado el millón de dólares en una subasta), pero ella fue una excepción. El mercado de artistas pop femeninas todavía se está poniendo al día con los hombres del movimiento y ronda los valores muy por debajo de las mujeres activas en otros movimientos del siglo XX como el surrealismo y el expresionismo abstracto . (La descripción del movimiento de Sotheby’s para el arte pop, por ejemplo, aún no nombra a una sola artista femenina en la narrativa que le dice a los compradores potenciales).Las exposiciones institucionales han jugado un papel importante en llamar la atención sobre las artistas pop femeninas, especialmente desde una exposición colectiva histórica hace una década. “Seductive Subversion” se inauguró en la Galería Rosenwald-Wolf de la Universidad de las Artes de Filadelfia en 2010 e incluyó a 25 artistas en su gira por el Museo de Arte Sheldon en Nebraska, las Galerías de Arte de la Universidad Tufts en Massachusetts y el Museo de Brooklyn. El mismo año, se inauguró otra exposición colectiva dedicada a nueve mujeres artistas pop en la Kunsthalle de Viena, ” POWER UP – Female Pop Art “, y viajó a Deichtorhallen Hamburg y Städtische Galerie Bietigheim-Bissingen. El Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (MAMAC) de Niza alberga actualmente “ She-Bam Pow Pop Wizz! Las Amazonas del Pop, ”Una gran muestra de 165 obras de arte de unos 40 artistas. Algunos artistas también han tenido exposiciones individuales durante la última década, con el Museo de Arte Moderno montando una retrospectiva de 2014 para Sturtevant y sus “repeticiones” apropiadas de obras de artistas masculinos más conocidos. Drexler tuvo una exposición importante en el Museo de Arte Rose de la Universidad de Brandeis en 2016, y Jann Haworth tuvo una exposición individual en la Pallant House Gallery en 2019, además de otra en la Gazelli Art House de Londres este año. Idelle Weber tuvo dos exposiciones individuales en Hollis Taggart en 2013 y 2018 , antes de su muerte en marzo del año pasado.

Es revelador que esta ola comenzó en una galería de arte universitaria, que sirvió de puente entre la beca que elevaba a estos artistas y el público. “Era un territorio nuevo”, dijo el curador de la Galería Rosenwald-Wolf, Sid Sachs, sobre sus años de investigación preliminar para “Seductive Subversion”. Hubo esfuerzos aislados para estudiar a artistas individuales, como la historiadora Sue Tate y el curador David Mellor, para redescubrir (y rescatar) al artista pop británico. Pauline Boty’s pinturas de garaje de su hermano en la década de 1990, pero algunos eruditos estaban mirando a las mujeres de pop como una cohorte.

Jann Haworth, vista de la instalación de "Mannequin Defectors" en Gazelli Art House, 2020. Cortesía de Gazelli Art House, Londres.
Jann Haworth, vista de la instalación de “Mannequin Defectors” en Gazelli Art House, 2020. Cortesía de Gazelli Art House, Londres.

El lugar donde Sachs obtuvo las obras para la exposición indicaba hasta qué punto los compradores las habían ignorado. “Muchos de los objetos todavía eran propiedad de los propios artistas”, dijo. “Eso te dice algo del mercado”. Sachs reclamó la primera venta de Fe Ringgold, La serie “American People” fue de una obra mostrada en “Seductive Subversion”. Otras exposiciones también pueden haber contribuido al puñado de momentos de mercado de flashes para artistas pop femeninas. “El precio récord de Sturtevant se logró, $ 5 millones, inmediatamente después de su retrospectiva en el MoMA, lo que estimuló muchas discusiones revividas en torno a la artista”, dijo Rachael White Young, especialista en arte de posguerra y contemporáneo en Christie’s. del díptico Warhol del artista (1973), que se vendió en Christie’s en 2015. De hecho, los tres mejores resultados de subastas de Sturtevant hasta la fecha se lograron meses después de su retrospectiva póstuma del MoMA, dos de ellos pocos días después de su inauguración. Sturtevant Díptico de WarholChristieOtro momento importante fue la venta de Boty’s BUM (1966) en Christie’s Londres en 2017 por un récord de £ 632,750 (casi $ 838,000), más del doble de su estimación alta, que, según Mila Askarova, fundadora de Gazelli Art House (que también representa Jann Haworth), “despertó el interés de las artistas femeninas que trabajan en estas décadas”. Sturtevant, Boty y Marisol se encuentran entre las artistas pop femeninas que han alcanzado los precios más altos en las subastas hasta la fecha. Aquellos cuyos resultados de subasta han superado el rango de $ 100,000 a $ 250,000 son Kogelnik, Axell y Martha Rosler, mientras que otros han obtenido resultados de mercado secundario significativamente más bajos.Por ahora, los museos parecen ser los principales responsables de recopilar las obras de este grupo. LACMA adquirió una importante escultura de plexiglás y neón de Weber, Jump Rope (1967–68), en 2016. El distribuidor Garth Greenan, de la galería homónima de Nueva York que ha representado a Drexler desde 2014, afirmó haber sido testigo de un interés mayoritariamente institucional en su trabajo y ha colocado muchas obras en museos durante los últimos cinco años, incluido el Whitney, el MoMA y el Rose Art Museum (que adquirió la pintura Lost Match de 1962 después de albergar su exposición individual). A su vez, dijo Greenan, los museos “realmente los han destacado [de manera prominente]. Creo que mucha gente ve el trabajo allí ”, lo que despierta interés en el sector privado. Los coleccionistas individuales han tardado más en adquirir mujeres artistas pop, pero “es sólo cuestión de tiempo”, sugirió Young. “El factor clave aquí son los nuevos coleccionistas, muchos de los cuales están en un viaje educativo tanto como coleccionista”.Ese viaje está siendo liderado por académicos, que están aclarando la contribución única de las mujeres artistas al pop. “Se encontraban entre dos oleadas feministas, y no se les reconocía en su mensaje de protofeminista o como trasmitir un mensaje muy emancipatorio”, dijo Hélène Guenin, curadora de la muestra colectiva actual en MAMAC Niza. Sachs agregó que las mujeres artistas fueron fundamentales en el desarrollo de la escultura blanda, considerada una innovación formal del movimiento.Cuando se le preguntó si siente que ha habido más interés en su trabajo y en el de otras artistas pop femeninas en los últimos años (algunas de las cuales todavía viven, como Rosler y Drexler), Haworth dijo: “Sí, pero ¿cuáles son los factores? Desenredar esos factores, para llegar a lo que podría ser una respuesta útil, es bastante difícil “.

Karen Chernick

martes, 23 de marzo de 2021

La historia de la máscara mortuoria de Napoleón (1915)

 

https://publicdomainreview.org/collection/napoleon-bonaparte-death-mask

¿Quién hizo el molde de la máscara mortuoria de Napoleón Bonaparte? ¿Fue Francis Burton, cirujano del 66º Regimiento de Infantería y tío de Sir Richard Francis, quien buscó “yeso a la luz de las antorchas” para mezclar el yeso del molde de París? ¿O François Carlo Antommarchi, el médico personal del emperador caído en la isla de Santa Helena en el Atlántico sur, cuya personalidad grosera llevó a su paciente a considerarlo “un chapucero ignorante y poco confiable” ? ¿Y podría ser cierto que Madame Bertrand (asistente del rey moribundo y destronado) anexó la matriz, apenas seca, machacando sus orejas aplastando sus hélices en las conchas?

En la década de 1820, las élites parisinas leales a Napoleón realizaron peregrinaciones cuasirreligiosas para ver las muchas copias de esta reliquia imperial: el rostro de un hombre recordado de diversas formas como el comandante de La Grande Arméeel emperador de Elba , el demonio corsoel moderno Hannibal o simplemente como Boney . Con la semejanza de Napoleón, la máscara mortuoria heredó las complejidades de su tema.

La máscara de la muerte de George Leo de St. M. Watson (1915) examina la erudición que rodea al creador del elenco y encuentra una atmósfera “tan cargada de invención, calumnia, insinuación, escándalo, mala sangre, espionaje , etc., que incluso el investigador robusto se desmoraliza gradual e inconscientemente”. Embriagada de bons mots y rebosante de médula, la investigación, en las propias palabras de su autor, se mueve entre “el juego de espadas candente de la polémica” y “el trabajo frío de la investigación”.

Pero tanto la espada como la pala están más cerca del garrote. Con respecto a la sospecha y demorada afirmación de Antommarchi (aparentemente sincronizada con la muerte de Burton) de que él mismo fue el único creador, Watson compara la admisión con cómo uno podría “en la mediana edad pensar en un elegante chaleco usado en la adolescencia y buscarlo de un baúl cubierto de telarañas para verlo”, si todavía encaja!” Con respecto a una dudosa versión de cera del elenco, Watson piensa que no existe nada “más grotesco y más absurdo” en la iconografía napoleónica, un phiz que él dice que es tan humano como Melpomene, la máscara de la tragedia. La única solución puede ser la embriaguez por parte de su poseedor: el capitán Winneberger del ejército bávaro. “Sin duda la monstruosidad fue moldeada en cera una noche por un joven Fuchs cortado y salado”. Esto explicaría por qué evoca “la olla prosopomórfica de un cuarto de cerveza de Munich, sin el asa, que se rompió en la fila de estudiantes”. La afición de Watson por las exclamaciones sólo es rivalizada, quizás, por la inclinación de Napoleón por la conquista.

¿Por qué la controversia? Aparte de la ambigüedad de la historia del origen, la máscara mortuoria muestra pocos signos de enfermedad para un hombre que (supuestamente) murió de cáncer de estómago a la edad de cincuenta y un años. Y carecía de las características “ático”, “Morose romanos seriedad ”, y “pétrea mirada, Sphingian” que constantemente se cristalizaron en el retrato de Napoleón mientras subía las alturas alpinas de la fama. Complicado por la creencia del estadista que no es “la exactitud de los rasgos, una verruga en la nariz lo que da semejanza. . . [pero] el carácter [de los grandes hombres] que dicta lo que hay que pintar”, las incongruencias de la máscara mortuoria inquietaban a los frenólogos del siglo XIX. Una práctica antigua, el ápice de la fundición funeraria “se correlaciona con el surgimiento de una cultura moderna de la celebridad a lo largo de la línea divisoria de los siglos XVIII al XIX”, escribe D. Graham Burnett , así como el interés público en la fisonomía (el intento de discernir el carácter moral en rasgos faciales) y frenología (el intento de mapear la correlación entre las cualidades psicológicas y la forma de una superficie craneal). Según Watson, la máscara mortuoria de Napoleón llevó a los expertos en este último campo a declarar que el cráneo “no tenía las protuberancias ni el desarrollo óseo necesarios para un héroe”. De hecho, Little Boney .

El casting funerario se enfrentó a su propia Waterloo poco después de la muerte de Napoleón. Con la popularización de la fotografía y el cine, el cine de celuloide se convirtió en el nuevo índice de realidad. Y es más fácil tomar una instantánea que frotar un cadáver con aceite espesado y otros ungüentos. Pero la tradición sobre el relicario de Napoleón sigue viva: lo que Watson llama los misterios de “esos órganos más recónditos”, cortados durante la autopsia y llevados de contrabando a Córcega. Para bien o para mal, el propio Watson no dejó ni una máscara ni mucha biografía para continuar.

domingo, 21 de marzo de 2021

LA MECÁNICA CELESTE SEGÚN KEPLER

 

Puede ser una imagen de monumento y al aire libre
Monumento a Tycho Brahe y Johannes Kepler en Praga (República Checa).

Al astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler se deben, en el siglo XVII, la creación de las leyes sobre el movimiento de los planetas en su órbita alrededor del Sol.

Tras haber estudiado la mayor parte de las teorías existentes, desde Pitágoras a Copérnico, pasando por el geocentrismo de Ptolomeo, Kepler desarrolló con sus propios principios físicos unas leyes modernas de las órbitas planetarias.

Colaboró estrechamente con el astrónomo oficial del imperio alemán Tycho Brahe, que poseía uno de los mejores centros de observación astronómica de la época. Tras la muerte de Brahe, Kepler se hizo con todos sus escritos.

Fue entonces, a partir de los datos recopilados por Brahe, cuando Kepler tuvo que desdeñar su adhesión a las teorías de las esferas celestes y probar nuevas combinaciones geométricas que explicaran los movimientos de los planetas, especialmente el movimiento retrógrado de Marte.

Tras probar y rechazar todo tipo de combinaciones con círculos, intentó explicar la mecánica celeste con óvalos, pero fue inútil. Finalmente se decantó por las elipses, que por fin le llevaron a definir sus tres famosas leyes.Las tres leyes de KeplerLa primera ley de Kepler aseguraba que “cada planeta se mueve alrededor del Sol en una órbita que es una elipse, en la cual el Sol es uno de sus focos”.

Con esta ley Kepler consiguió que los hechos científicos se antepusieran a sus deseos y prejuicios religiosos sobre la naturaleza del mundo. A partir de entonces Kepler se dedicó únicamente a observar los datos y a sacar conclusiones sin ideas preconcebidas.Tras comprobar la velocidad y el movimiento de los planetas a través de las órbitas llegó a su segunda ley: “Una línea recta que una al Sol y un planeta cubre áreas iguales en tiempos iguales”.

La tercera y última ley de Kepler hace una relación cuantitativa entre los periodos orbitales de los planetas y el tamaño de sus orbitas elípticas: “Los cuadrados de los periodos de los planetas están en proporción directa con los cubos del semieje mayor de sus órbitas”.

Gran parte del trabajo realizado por Kepler no hubiera sido posible sin las aportaciones de Galileo, que gracias a su rudimentario telescopio descubrió los satélites de Júpiter, las fases de Venus o las manchas solares, ente otros grandes hitos de la Astronomía.

martes, 16 de marzo de 2021

Por qué debería probar algo nuevo todos los días

 

Un nuevo estudio demuestra el poder de la novedad para impulsar la capacidad del cerebro para resolver problemas

Autor/a: Park, A.J., Harris, A.Z., Martyniuk, K.M. et al. Fuente: Nature

Reset of hippocampalprefrontal circuitry facilitates learning

Adaptarse al cambio puede ser difícil. Requiere flexibilidad para explorar nuevos enfoques y encontrar nuevas soluciones. Pero la investigación del laboratorio de Joseph Gogos, MD, PhD, sugiere que los animales mejoran su capacidad para adaptarse cuanto más encuentran nuevos lugares y nuevas caras.

Publicado en Nature, el trabajo del becario postdoctoral Alan Park, PhD, y sus colegas demuestra el poderoso impacto que la novedad puede tener en el cerebro y su capacidad para resolver problemas. ¡Y podría inspirarte a probar algo nuevo hoy!

El valor de la sorpresa y la novedad para el cerebro

La capacidad de adaptarse rápidamente a situaciones nuevases esencial para la supervivencia, y esta flexibilidad se ve afectada en muchos trastornos neuropsiquiátricos.

Por lo tanto, comprender si la novedad prepara o prepara los circuitos cerebrales para facilitar la flexibilidad cognitiva tiene una relevancia traslacional importante. La exposición a la novedad recluta el hipocampo y la corteza prefrontal medial (mPFC) 2 y puede cebar los circuitos prefrontales del hipocampo para la plasticidad posterior asociada al aprendizaje.









Flexibilidad para explorar nuevos enfoques y encontrar nuevas soluciones

Mostramos que la novedad reinicia los circuitos neuronales que unen el hipocampo ventral (vHPC) y la mPFC, facilitando la capacidad de superar una estrategia establecida. La exposición de ratones a la novedad interrumpió una estrategia previamente codificada al reorganizar la actividad de vHPC a oscilaciones locales theta (4–12 Hz) y debilitar la conectividad existente entre vHPC y mPFC.

A medida que los ratones se adaptaban posteriormente a una nueva tarea, las neuronas vHPC desarrollaron una nueva actividad asociada a la tarea, se fortaleció la conectividad vHPC-mPFC y las neuronas mPFC se actualizaron para codificar las nuevas reglas.

Sin embargo, sin novedad, los ratones se adhirieron a su estrategia establecida.

El bloqueo de los receptores D1 de dopamina (D1R) o la inhibición de las células marcadas como novedad que expresan D1R en el vHPC impidió estos efectos conductuales y fisiológicos de la novedad. Además, la activación de D1R imitó los efectos de la novedad.

Estos resultados sugieren que la novedad promueve el aprendizaje adaptativo mediante el restablecimiento mediado por D1R de los circuitos vHPC – mPFC, lo que permite la plasticidad del circuito asociada al aprendizaje posterior.

domingo, 14 de marzo de 2021

Nebulosa de Orión

 


La gran nebulosa de Orión es lo más destacado en la espada de la constelación de Orión. Esta zona de desvanecimiento estelar en 1400 años luz es una de las más impresionantes del firmamento norte. El contraste entre la niebla de emisión, las nebulosas reflectoras y el polvo íntegro es simplemente fascinante.
Integrando imágenes Halfa me permitió mostrar un poco más detalles en las imágenes de 2020 El núcleo está mejor disuelto y los componentes A-D de las Estrellas Trapecistas son detectables.

sábado, 13 de marzo de 2021

Alimentos y su relación con el comportamiento de consumo humano

 

Alimentos y su relación con el comportamiento de consumo humano

Cuáles son los alimentos que generan una adhesión a su consumo difícil de controlar.

Autor/a: Marta Alicia Sánchez, María Eugenia Leone, Julio Montero, Rocío Iglesias, Mariano Marchini, Raúl Sandro Murray, Gabriela Saad.

Resumen
Objetivos:
Determinar alimentos, comidas y/o componentes de los mismos que, por incentivar su propio consumo puedan inducir sobrealimentación.
Materiales y métodos:
Trabajo de revisión. Se incluyeron artículos completos de publicaciones de Pub Med, Plos One, Cross Ref, Google Scholar.
Resultados:
Los artículos revisados coinciden en que el exceso de grasas, de hidratos de carbono refinados, el empleo de técnicas de procesamiento para lograr texturas que mejoren la palatabilidad del producto da como resultado, el sobreconsumo. Estos grupos de alimentos se caracterizan por generar un comportamiento similar a otros trastornos adictivos al ser evaluados según la Escala de Adicción a los Alimentos de Yale (YFAS) de la universidad de Yale.Conclusiones:Los estudios de imágenes funcionales cerebrales, los cambios metabólicos y comportamentales consecuentes a la ingesta de algunos alimentos y/o componentes de los mismos, así como la preparación o procesamiento de estos y su interacción con los circuitos de recompensa nos llevan a tener que modificar comportamientos generados por el cambio de hábitos alimentarios para poder tener éxito a la hora de una prescripción nutricional saludable.     
Introducción

La idea de que ciertos alimentos pueden ser capaces de desencadenar una respuesta de consumo en algunas personas, semejante a la que producen ciertas sustancias, cobra cada día mayor relevancia dado que puede conducir a una sobrealimentación no intencional que desencadene sobrepeso, obesidad u otros trastornos metabólicos.

Estudios de neuroimágenes funcionales, sugieren una superposición significativa en las áreas del cerebro que se activan tanto con la ingesta de comida como con el consumo de drogas de abuso. Específicamente, áreas del cerebro implicadas en el funcionamiento ejecutivo, el placer y la experiencia de recompensa.

Independientemente que, la evidencia sugiere interacciones biológicas y de comportamiento entre la “dependencia a la comida” y los trastornos por uso de sustancias, es menester identificar los alimentos y atributos de los mismos asociados con este tipo de alimentación que nos permitan contar con recursos para modificarla.

La intención de este artículo es revisar los mecanismos que impulsan las preferencias alimentarias y los comportamientos asociados, observados en la clínica de la alimentación humana.

Materiales y métodos

Trabajo de revisión. Se utilizaron como fuentes de información artículos completos de Pub med, Plos One, Cross Ref, Google Scholar. Se seleccionaron solo los trabajos que relacionaban comportamiento adictivo con alimentos y comidas.

Analogia de comportamiento entre alimentos y sustancias de abuso

Mi droga de elección es la comida. La utilizo por las mismas razones que un adicto recurre a drogas: para reconfortarme, para calmarme, para aliviar tensiones”.
Oprah Winfrey

La frase inicia un escrito médico sobre un nudo gordiano en nutrición: la comprensión de la generación de comportamientos de consumo desacoplados de necesidades nutritivas.

Esta frase nos lleva a preguntarnos: ¿es la comida una droga?

Si tenemos en cuenta la definición habitual de droga como cualquier sustancia que en pequeñas dosis produce cambios significativos en el cuerpo, en la mente o en ambos, no las distingue claramente de algunos alimentos.

Las numerosas señales generadas por las comidas, en combinación y armonía con las derivadas del soma, modulan el funcionamiento del genoma en un intento de alcanzar su mejor expresión adaptativa al ambiente.

Sin embargo, cuando la alimentación es causa de efectos metabólicos adversos, la mayoría de las personas son incapaces de modificar sus ingestas en el largo plazo. Los obesos suelen recaer en su peso corporal elevado después de repetidos intentos dietarios y quienes no lo son, no consiguen sustraerse a dietas que los predisponen a diabetes, enfermedad cardiovascular, cáncer y afecciones degenerativas. El ciclo de sobreconsumo, dietas y recaída es similar al de intoxicación con drogas de adicción, abstinencia y recaída.

Por tanto, en la última década el concepto “adicción a comidas” se ha convertido en un punto de interés en el área de la alimentación generando un creciente debate social. En 2009, Gearhardt, Corbin y Brownell publicaron the Yale Food Addiction Scale (YFAS), un cuestionario diseñado para evaluar similitudes entre el consumo excesivo de ciertas comidas o alimentos, en particular de elevada densidad energética y los criterios para dependencia de sustancias, tal como son definidos por el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fourth Edition (DSM-IV).

Electroencefalogramas y neuroimágenes demostraron que obesos y excedidos de peso presentaban hipoactividad de regiones cerebrales que regulan el control inhibitorio y aumento de la conectividad de áreas correlacionadas con síntomas detectados por el YFAS, similarmente a lo observado en los desórdenes por abuso de sustancias, en particular con accesos de consumo (craving: deseo intenso de consumir) y síntomas de deprivación.

Los alimentos de alta palatabilidad, tienden a generar una conducta alimentaria hedónica que algunos autores encuadran en el concepto de adicción alimentaria, por compartir similitudes de comportamiento y correlatos neuronales superpuestos con adicciones.

Alimentos y sus componentes asociados al sobreconsumo

Las sustancias adictivas rara vez se encuentran en su estado natural, se han alterado o procesado de una manera que aumenta su potencial de abuso. Hay alimentos naturales que contienen azúcar (p. ej., frutas) o alimentos que naturalmente contienen grasas (p. ej., nueces). En particular, el azúcar y la grasa difícilmente se encuentran en el mismo alimento de forma natural, pero muchos alimentos sabrosos al procesarlos requieren cantidades artificialmente elevadas de ambos (por ejemplo, productos de pastelería, panadería, pizzería, chocolatería) determinando un aumento en la disponibilidad de lo que se conoce como “alimentos altamente procesados”.

Es posible que estos alimentos altamente procesados sean capaces de provocar respuestas biológicas y de comportamiento adictivas debido a sus niveles de recompensa anormalmente altos.

Otro factor importante es la carga glucémica (C.G) de un alimento que no solo refleja la cantidad de carbohidratos en un alimento, sino también la velocidad en que son absorbidos por el aparato digestivo y la intensidad de la respuesta insulínica que va a provocar ese alimento. Del mismo modo que con las drogas, una dosis concentrada de un agente adictivo y su rápida tasa de absorción aumenta su efecto. Numerosas investigaciones han sugerido que los alimentos con mayor C.G pueden activar los circuitos neuronales relacionados con la recompensa, similares a las sustancias adictivas y aumentar el deseo y el apetito, lo que puede llevar a comer en exceso.

En cuanto a la cantidad de grasa contenida en los alimentos, hay estudios que indican que ésta, al mejorar la palatabilidad, activa las regiones somatosensoriales del cerebro. Shulte, Avena y col. (2015) observaron que un mayor contenido de grasa era un predictor significativo de una alimentación adictiva. Generalmente mayores cantidades de grasa pueden aumentar la probabilidad de que un alimento se consuma de manera constante, independientemente de las diferencias individuales y no exclusivamente para aquellos que informan consumir alimentos de una manera adictiva.

Los alimentos altamente procesados tienen la capacidad de inducir cambios estructurales en el sistema nervioso central, específicamente en regiones implicadas en motivación y refuerzo de una conducta, áreas de placer y recompensa, incentivando el acto de comer. Pero dicho comportamiento de consumo se encuentra condicionado por diversos factores relacionados con las preferencias individuales e influencias multisensoriales.

Sensorialidad y preferencia alimentaria

Las características organolépticas de un alimento determinan la aceptación que tendrá el mismo por parte del individuo.

El análisis sensorial es la disciplina que estudia la relación entre dichas caracteristicas “sensoriales” y su aceptabilidad, aunque no sólo se limita a eso.

La evaluación sensorial de los alimentos es una función primaria del ser humano: desde su infancia y de una forma consciente, acepta o rechaza los alimentos de acuerdo con las sensaciones que experimenta al consumirlos. De esta forma se establecen criterios para la selección de los alimentos que se van afianzando en los individuos y que determinan una de las facetas de la calidad global del alimento, la calidad sensorial (Ibañez, 2000).

Según el mismo autor, esta rama de la ciencia se aboca entonces a medir, analizar e interpretar las reacciones a determinadas características de los alimentos que son percibidas por los sentidos de la vista, el gusto, el olfato, el tacto y el oído. En base a esto, se puede comprender claramente cómo la aceptabilidad de uno o de determinados alimentos es algo que conlleva una carga muy grande de subjetividad que se compone a partir de cuestiones psicológicas y sociológicas.

Un individuo tiene una carga de información preexistente que condiciona la aceptación o el rechazo de un determinado alimento: un sabor que evoca un buen o un mal recuerdo, un aroma que resulta familiar, una combinación de ingredientes que resulta en una coloración similar a aquel alimento que gustaba o disgustaba mucho, un ruido, una textura, en fin, enormidad de situaciones complejas que determinan preferencias. Por lo tanto, dada esa complejidad, es fácil también reconocer que acá entran en juego otras cuestiones que son estudiadas por la psicofisiología. Esta, es la rama de conocimiento que se encarga de intentar explicar la forma en que nuestros sentidos se impresionan, así como su posterior interpretación y respuesta en el cerebro. O sea, para poder predecir y más aún mejorar el impacto que potencialmente tendría un alimento es necesario conocer algo de la fisiología del gusto, de la vista, del olfato, del oído y del tacto.

Pero ahora nos preguntaríamos, ¿cómo se relaciona esto con las características de los alimentos?

La respuesta es sencilla: el gusto y el olfato con el sabor/aroma de un alimento; la vista fundamentalmente con el color o los colores que encontremos en el alimento; el oído y el tacto, con la textura.

Para ponerlo en ejemplo: si se consume un snack de papa, puede hacerse con la versión de la preferencia de cada individuo (frita, horneada, rústica o con cáscara, con sal, reducida en sodio, sin sal, picante, saborizada, etc.) pero independientemente de cuál se elija y de sus características particulares siempre se esperará crocancia, es decir, esa sensación que ocurre en la boca cuando sobre el alimento se produce una fractura por aplicación de una fuerza y la ocurrencia de un sonido asociado a ello.

Nuestra cultura, usos y costumbres modulan también nuestras preferencias que sin duda pueden resultar muy diferentes a las preferencias de otras culturas del planeta.

Con respecto al gusto y el olfato, lo que se modula en el alimento es el sabor y el aroma. El sabor y el aroma de un alimento se integran para dar una sensación única y generalmente es mucho más que la simple combinación de ingredientes y el sabor que aporta cada uno de ellos (como es el caso de un chocolate amargo con cáscaras de naranjas y licor dulce).

Se sabe que el olfato juega un papel crucial en el comportamiento alimentario. La exposición al olor a alimentos parece aumentar el apetito por productos similares en sabor y densidad de calorías. Por ejemplo, oler un chocolate aumenta el apetito por productos dulces y/o ricos en calorías en lugar de apetito por productos salados u otros bajos en calorías. Los aromas de los alimentos podrían convertirse en estímulos condicionados y la exposición a los mismos puede desencadenar respuestas anticipatorias específicas del cuerpo para facilitar la posterior ingestión y digestión de los alimentos.

La secreción de saliva es parte de esta cascada de anticipación fisiológica. Muchas investigaciones han demostrado que las señales sensoriales de alimentos podrían estimular la secreción de saliva. Morquecho-Campos et.al (2019) encontraron que las señales alimenticias olfativas pueden inducir el apetito en humanos por estimular determinadas respuestas fisiológicas en previsión de la ingesta de alimentos. Para ejemplificar esto cabe sólo evocar la situación de la preparación de una comida (por ej un tuco) antes de su ingesta. Esos aromas sin duda predisponen para un buen apetito.

Rada et al. (2005) comentan que ingerir comidas gustosas, especialmente dulces, actúan como analgésicos mediante la liberación de opioides endógenos. Este grupo trabajó con modelos experimentales animales y, a partir de sus observaciones, concluyeron que no es extraño entonces que si un animal de experimentación es colocado en períodos de acceso limitado al azúcar, se observen elementos conductuales y neuroquímicos suficientes para hablar de adicción al azúcar.

Con respecto a la vista sin duda los colores dominan, pero también son importantes la opacidad o la transparencia que pudiera tener el alimento.

En un estudio publicado recientemente, investigadores establecieron la relación entre la intensidad de los colores y el atractivo de los alimentos. El color constituye la parte central de nuestra experiencia visual con el alimento, ya que nos proporciona pistas sobre si ese alimento es comestible o no y sobre la identidad e intensidad del sabor.

Además, entre los diferentes atributos asociados al aspecto, como la forma, el tamaño o el color, éste último es el que se destaca por encima de los otros ya que nos ofrece información clave sobre el producto influyendo incluso en el sabor.

De hecho en la actualidad, la teoría de que los consumidores se forman una idea previa información sobre el producto, influyendo incluso en el sabor del mismo sólo viendo el color, toma fuerza en la investigación sobre el origen de la interacción color-sabor, que toma en cuenta para su interpretación el papel de las expectativas y el background que las personas adquieren por experiencias anteriores (aspectos cognitivos).

Finalmente, la textura es otro gran atributo de los alimentos: allí podemos mencionar aspectos como crocancia, dureza / terneza, presencia de corteza, viscosidad, tamaños de partículas, etc. La textura, determina la sensación al paladar que produce la ingesta del alimento y que dicha sensación sea más o menos agradable condiciona la preferencia.

Cada vez surge evidencia más clara de la relación entre las características sensoriales de un alimento y su impacto psicofisiológico en el ser humano. En líneas generales, muchos trabajos se centran en cómo la estimulación omnipresente con alimentos palatables contribuye a la obesidad. Un estudio reciente confirmó el impacto de las señales alimentarias visuales en la producción de hormonas relacionadas con el apetito.

Se puede afirmar que existe una estrecha relación entre las características sensoriales de un alimento y su aceptabilidad, lo cual se da en base a diferentes mecanismos de estímulo del apetito o bien de respuesta fisiológicas previas a la ingesta.

Teorías de comportamiento de consumo

El placer que genera la comida es una combinación de factores sensoriales: sabor (salado, dulce, umami), textura, cambios de temperatura, la orosensación de la cavidad bucal y la estimulación calórica por macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) detectados por el tubo digestivo. El aroma es importante en la discriminación alimentaria, pero no un impulsor hedónico primario como el gusto. Ahora bien, ¿por qué preferimos ciertos alimentos?

Según S.A Witherly, las seis teorías más importantes relacionadas con preferencias y comportamientos de consumo se refieren a:     
                                                                                                                                       
1. Sabor: impulsor hedónico primario (sal, azúcar y umami); estos solutos en los alimentos son los que más contribuyen al placer alimenticio. El sabor del azúcar, particularmente la sacarosa y la sal impulsan el sabor hedónico y por consiguiente a la ingestión.

El Glutamato monosódico (MSG ) es impulsor el gusto, y el “umami”, ahora está  firmemente arraigado como el quinto sabor hedónico. Umami significa “Delicias” en japonés y se cree que indica la presencia de proteínas en la boca. La proteína, por sí sola, no tiene mucho sabor pero al añadirle sal lo estimula.

2. Contraste Dinámico (CD): novedades y sorpresas alimentarias.

La teoría de Witherly y Hyde de CD (contraste dinámico) establece que las personas prefieren alimentos con contrastes sensoriales: claro y oscuro, dulce y salado, rápida fusión en boca, crujiente con sedoso, etc. Los cambios de temperatura en la boca también son muy excitantes y placenteros.

La boca se deleita con la textura, el sabor y novedad orosensorial. Los sistemas de placer (que usan mu-opioides) realmente guían el comportamiento humano para el aprendizaje y preferencia por la novedad en un entorno en constante cambio o desafiante. De la misma manera, el gusto y la orosensación excitan mu-opioides en las zonas medial y prosencefálica (nuestros centros de placer), guiando nuestros placeres de ingestión.

3. Cualidades Evocadas

La hipótesis del Dr. Robert Hyde establece que el acto de comer crea recuerdos, no solo de propiedades sensoriales de ese alimento, sino también de las personas con las que se compartió esa comida.

Esta experiencia alimentaria-ambiental crea un engrama de memoria permanente. Más tarde, esta memoria puede ser “evocada” o revivida por la exposición a las propiedades sensoriales de la comida o la mera presencia en el mismo ambiente.

Los antojos de alimentos a menudo se desencadenan por la vista, el olfato y los recuerdos calóricos de situaciones o lugares vividos en el pasado.

4.  Placer Alimentario: (Placer alimentario = sensación + macronutrientes)

El placer alimentario es una combinación de factores sensoriales (sensación) y estimulación calórica por parte de los macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas).

Los factores sensoriales que más contribuyen al placer son: a) el sabor (salado, dulce, umami) orosensado en la cavidad bucal (sensibilidad) y b) el aroma el cual es importante en la discriminación alimentaria, pero no es un impulsor hedónico primario como el sabor.

El cuerpo regula los tres macronutrientes con mecanismos complejos de retroalimentación, pero utiliza la cantidad total de calorías como sensor general.

Los alimentos de alta densidad calórica son preferibles a los de menor densidad: los escáneres cerebrales muestran una respuesta hedónica reducida cuando los sujetos ven un plato de verduras versus una alternativa más alta en calorías.

La ecuación del placer alimentario postula que el cerebro tiene la capacidad de cuantificar el placer contenido en una experiencia de alimentación, realizada por ciertas neuronas de dopamina en el cerebro y detección de calorías por el intestino.

5. Densidad Calórica o Energética: es una medida del contenido de energía por peso de alimento (volúmen). 

Se observó que, por lo general a los seres humanos les gusta la comida de alta densidad energética.

Fearnbach y col. (2016) intentaron probar su hipótesis de que la composición corporal de los niños estaría relacionada con la respuesta de su cerebro a las imágenes de alimentos que varían en densidad energética (DE). Sus hallazgos respaldan la literatura sobre la FFM (masa libre de grasa) como un impulsor del apetito, de modo que mayores cantidades de masa magra se asociaron con una mayor activación de los alimentos con  DE alta de un área del cerebro asociada con la señalización y recompensa de la dopamina (sustancia negra).

6.  Emulsiones: las papilas gustativas prefieren comidas emulsionadas, la razón principal de esto es el efecto de concentración de los solutos de sabor hedónico cuando se convierten en una emulsión, especialmente combinaciones de sal-grasa o azúcar-grasa.

Muchos de nuestros alimentos más sabrosos se encuentran en emulsiones en fase líquida o sólida, ya sean manteca, chocolate, aderezos para ensaladas, helado, salsa holandesa, mayonesa o crema. La realización de una emulsión concentra los solutos de sabor hedónico (sal, azúcar y glutamato monosódico (MSG)) en la fase acuosa).

Si una palabra pudiera sintetizar la resultante de estas teorías, seria “palatabilidad’, siendo su exacerbación, hiperpalatabilidad, la responsable de comportamientos de sobre-consumo y de consumo-inconveniente.

Una experiencia de comida gratificante activa el circuito mesocorticolímbico mediado por la dopamina, que a su vez permite que las señales relacionadas con el consumo de alimentos (sabor, olor, color, textura) se condicionen a los estímulos que auguran una gratificación alimentaria. La exposición repetida a señales asociadas con la gratificación conduce al aumento gradual de la respuesta dopaminérgica a los estímulos condicionados, que refuerza la importancia del incentivo (es decir el deseo) para los alimentos.

El sistema hedónico y sus conexiones

El sistema neurobiológico donde asienta la palatabilidad es altamente complejo y comprende desde receptores sensoriales periféricos, pasando por estaciones en el tronco cerebral hasta regiones corticales. Este sistema interactúa con circuitos motores, hormonales y emocionales en una intrincada red en la cual apetito, saciación y saciedad, pertenecientes a la semiología en la exploración de la alimentación, conectan con preferencias alimentarias y recompensa por su consumo, al mismo tiempo que son integradas con experiencias sobre temperatura, consistencia y otras propiedades de las comidas.

Estos circuitos cerebrales suelen responder también, a drogas de abuso, a la nicotina (en el tabaquismo) las  que pueden alterar el sistema endocanabinoide en el cerebro, que controla la ingesta de alimentos y el equilibrio energético, evidenciado tanto en la neuroimagenología como en la clínica, desde que estudios con drogas antiobesidad como rimonabant, (antagonista del receptor canabinoide),  y lorcaserina (antagonista del receptor serotoninérgico 2C), mediante la modulación del sistema de recompensa dopaminérgico, también facilitan la cesación de fumar y de consumir drogas adictivas.

Entre los circuitos compartidos por las comidas palatables y las drogas de abuso se destaca el mesoacumbens dopaminérgico. Tanto el efecto de las comidas como el desarrollo de obesidad alteran la función de ese circuito haciendo que la comida deliciosa y la ganancia de peso impacten profundamente la actividad del sistema de recompensa.

En el marco de la clínica no es esperable poder distinguir si alguna sustancia particular contenida en comidas es especialmente estimulante de este circuito, ya que suele ser la combinación de nutrientes y aditivos ingeridos la generadora de impulsos suprafisiológicos de los circuitos de motivación y de recompensa productores de neuroadaptaciones que en el largo plazo pueden resultar inconvenientes.

La oferta de comidas placenteras, ricas en grasas, fue considerada importante factor ambiental de riesgo para el desarrollo de obesidad.  Ratas con acceso a una dieta altamente palatable, tipo cafetería, presentaron sobrealimentación y ganancia de peso asociados con gradual disminución de la respuesta de los circuitos cerebrales de recompensa, hecho consistente con que la restricción de comidas y la pérdida de peso pueden aumentar esa respuesta.

La actividad de regiones del cerebro involucradas en el proceso de recompensa es inhibida por señales postingestivas que predicen saciedad tal como la  distensión gástrica y el suministro de polipéptido intestinal YY3-36.

Comidas con alto índice glucémico estimulan en el período postprandial tardío (4 hs), regiones cerebrales asociadas con recompensa y compulsión alimentaria por mecanismo no sensorial, con implicancias en el comportamiento alimentario correspondiente a la comida siguiente. Un estudio sobre adultos obesos y normales demostró que la reducción de la glucemia produjo la estimulación del cuerpo estriado regulando la cantidad y el deseo por comidas de alta densidad energética.

Las comidas palatables de elevada densidad energética inducen hiposensibilidad de la recompensa y el desarrollo de alimentación compulsiva.

Este comportamiento mal-adaptativo según el panorama actual, depende del déficit en la señalización dopaminérgica D2 en el cuerpo estirado con hipofunción de la recompensa, que gatilla la emergencia de comportamientos compulsivos similares a los de consumo de drogas.

Ante situaciones de estrés es notable el aumento de las ingestas, en particular la de comidas elevadas en calorías, grasas o azúcar. Este comportamiento, motivado por el estrés, se ha observado en el 39 % de los norteamericanos adultos informando sobrealimentación o la ingesta de comidas no saludables.

La liberación de CRF (Factor liberador de corticotofina) y ACTH (adrenocorticotrofina) durante el estrés agudo se interrumpe por la retroalimentación negativa que ejercen al liberarse los glucocorticoides, lo que permite que los sistemas vuelvan a la homeostasis ( Dallman et al., 1995 ; Sinha y Jastreboff, 2013 ). La evidencia en modelos animales indica que durante el estrés agudo, el consumo de alimentos disminuye ( Marti, Marti y Armario, 1994 ), resultado que ha sido replicado en estudios en humanos ( Dallman, Pecoraro y la Fleur, 2005).

Se ha demostrado, en modelos animales, que la respuesta a estrés crónico ante alimentación “agradable” reduce la activación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal, interrumpiendo la regulación homeostática que produce la retroalimentación negativa ejercida por los glucocorticoides. (Foster et al., 2009; Pecoraro et al.,2004).

El estrés crónico impulsa la desregulación de la vía de señalización de CRF en el sistema de recompensa y aumenta la expresión de DR2 y MOR (receptor opiode mu) en el núcleo accumbens.

Sorprendentemente se ha encontrado que el chocolate negro atenúa la respuestas proinflamatoria y endócrina al estrés. (Kuebler et al., 2016), (Wirtz et al., 2014). Confirmando la existencia de efectos regulatorios de los alimentos sobre sistemas y mecanismos relacionados con la nutrición.

Transportado a la clínica: el deseo de comer comidas específicas, de elevada densidad energética se debe a sus efectos recompensantes.

Sin embargo, en el largo plazo la neurodaptación en la recompensa debido a la subregulación de los receptores D2 (como sucede en la adicción a drogas) transforma el deseo del consumo en la necesidad de evitar estados fisiológicos negativos como depresión, ansiedad, irritabilidad y otros síntomas relacionados con la ausencia de esas comidas altamente palatables.

Estudios de neuroimagenes

La mayoría de los estudios del sistema nervioso central relacionando la composición de los alimentos con posibles efectos adictivos evidenciaron modificaciones de la actividad cerebral en áreas relacionadas con las funciones ejecutivas (control, atención, inhibición, toma de decisiones), de recompensa y las relacionadas con áreas sensorial y motora.

Las estructuras predominantes son la corteza insular, el estriado ventral, el hipotálamo lateral, la corteza orbitofrontal, la temporal, el prefrontal cortex y el núcleo accumbens.

El núcleo accumbens está involucrado en el sistema de recompensa. La corteza orbitofrontal está involucrada en la toma de decisiones y en la determinación de las recompensas y castigos esperados de una acción. La amígdala y el hipocampo están involucrados en la formación de recuerdos de la relación estímulo/recompensa, mientras que el control inhibitorio y la regulación emocional son proporcionados por la corteza prefrontal y la circunvolución cingulada anterior.

Published online 2012 Aug 17. doi: 10.1038/embor.2012.115

Jastreboff y col. utilizando imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf), estudiaron las respuestas neuronales en 38 adolescentes con y sin obesidad, ante el consumo de dos bebidas endulzadas, una con glucosa y otra con fructosa. Los autores encontraron que, en respuesta a la glucosa, los adolescentes con obesidad habían disminuido la perfusión en la corteza prefrontal, mientras que los adolescentes sin obesidad tuvieron una respuesta opuesta.

Paralelamente, luego de la ingestión de fructosa, los adolescentes con obesidad nuevamente habían disminuido la perfusión en la corteza prefrontal. Los autores concluyeron que los adolescentes con obesidad pueden tener control ejecutivo reducido (corteza prefrontal) en respuesta al consumo de cualquiera de estos dos azúcares, mientras que sus respuestas homeostáticas y hedónicas aumentaron.

En otro estudio cuya muestra fue de 24 adolescentes con sobrepeso y obesidad, Feldstein Ewing y colegas utilizaron IRMf para examinar respuestas cerebrales frente al consumo de bebidas con alto contenido calórico, observándose un aumento de la actividad en la corteza orbitofrontal bilateral, la circunvolución frontal inferior y otras regiones temporales y frontoparietales.

Boutelle y sus colegas analizaron las respuestas encefálicas por IRMf de niños (de 8 a 12 años), con y sin obesidad, frente al consumo de sacarosa y agua. Observaron que los niños con obesidad tenían una respuesta neuronal elevada a la sacarosa en comparación con el agua en la circunvolución paracingulada, la circunvolución frontal medial, la circunvolución frontal media y la amígdala, en comparación con los niños sin obesidad. Los niños con peso saludable tenían la respuesta inversa, de modo que estas áreas del cerebro respondieron más al agua. Tomados en conjunto, estos datos apoyan la hipótesis de que los niños obesos muestran una hiperreactividad neuronal al sabor de la sacarosa.

Al analizar en conjunto estos hallazgos, sugieren que los procesos cerebrales involucrados en actividades tales como control ejecutivo, inhibición y la autoconciencia pueden verse afectados por las señales alimentarias y la dieta, desencadenando un patrón de conducta adictiva al comer alimentos con sacarosa, con el consecuente aumento de peso. Han sugerido que una mayor ingesta de alimentos con alto contenido de hidratos de carbono simples, se relaciona con una mayor actividad en la corteza insular derecha y cuerpo estriado ventral, es decir, áreas asociadas con recompensa. También encontraron una asociación entre la resistencia a la insulina y las respuestas cerebrales en el lóbulo parietal superior, corteza occipitofrontal izquierda, giro lateral medio y superior temporal.

Tanto la tomografía por emisión de positrones (PET) y IRMf demostraron que los comportamientos alimentarios adictivos y la obesidad, alteran ciertas funciones cerebrales. La neuroanatomía se ve afectada por alteraciones metabólicas y conductuales. Estudios de IRMf evidenciaron aumento de la actividad frontal vinculada con la ingesta de alimentos gratificantes. Wang y col., encontron que al visualizar comida sabrosa, la ínsula anterior y otras regiones cerebrales derechas se activaba.

Stice, utilizando IRMf, investigó la activación estriatal en respuesta al chocolate versus una solución insípida. Los resultados sugirieron que el cuerpo estriado dorsal es menos sensible a la recompensa alimentaria en personas obesas en comparación con individuos delgados, posiblemente porque los primeros han reducido la densidad del receptor de dopamina D2 y han comprometido la señalización de la dopamina, lo que podría llevarlos a comer en exceso en un esfuerzo por compensar este déficit de recompensa. Estos resultados son compartidos por los tabajos de Volkow.

En otro estudio Stice y col., probaron las diferencias entre la respuesta de los comedores emocionales y no emocionales demostrando que la alimentación emocional está relacionada con un aumento anticipatorio de la actividad de vías neuronales implicadas en la recompensa alimentaria.

Un estudio por PET en humanos con racloprida (antagonista selectivo de los receptores cerebrales D2) evidenció liberación de DA en el cuerpo estriado después del consumo de un alimento favorito que genera conducta adictiva, estando correlacionada directamente con el placer de dicha comida. Volkow probó su hipótesis, referida a que las señales de comida aumentarían la dopamina extracelular en el cuerpo estriado y que estos aumentos predecirían el deseo de comer.

Usando PET y fluorodeoxiglucosa para evaluar el metabolismo cerebral regional, Wang demostró que, los sujetos con obesidad mórbida tenían un metabolismo más alto de lo normal en la corteza parietal somatosensorial. Tomados en conjunto, estos hallazgos indican que el cerebro de los individuos obesos, podrían ser más sensibles a las propiedades gratificantes de los alimentos palatables y contribuir a su consumo excesivo.

Conclusiones
La ingesta de alimentos de alta palatabilidad y /o elevado procesamiento pueden generar sobreconsumo, relacionado a cambios metabólicos y comportamentales, donde el sistema de recompensa cumple un rol fundamental.   
Es de importancia clínica confirmar esta conclusión para lograr una prescripción alimentaria eficaz a la hora de modificar comportamientos de consumo.