sábado, 30 de enero de 2021

La cómoda falacia del “estilo de vida”

 

Acerca del peligro de aceptar ideas sin crítica y el absurdo recurso de culpar a la víctima

Una cultura se define por el conjunto de ideas y valores que encarna. En su interior, el sentido común opera como un marco teórico tácito que orienta nuestras evaluaciones de lo que la realidad nos ofrece. Esto no solo incluye los juicios que nos formamos acerca delos hechos sino algo mucho más profundo y contraintuitivo: configura nuestras percepciones acerca de ellos. No se trata solo del modo en que evaluamos lo que ocurre sino del modo en que lo vemos (percibimos). Saberlo, y estar advertido de este sesgo nos hace libres y privilegia el abordaje racional de los problemas. Ignorarlo, nos convierte en sujetos propicios para la manipulación y la servidumbre.

La medicina no es ajena a estos riesgos. La ciencia sobre la que se funda produce “evidencias” (pruebas) que el clínico deberá emplear para orientar sus intervenciones. Pero, entre unas y otras, media un proceso que requiere de una operación intelectual de alto nivel: contextualización, personalización, respeto por los valores y preferencias, decisiones compartidas. Este paso no es de menor jerarquía epistemológica que la ciencia pura, es, por el contrario, de un valor superior, ya que involucra a personas y no solo a datos.

La Medicina Basada en Evidencias es una de las transformaciones más auspiciosas en la historia de la medicina. Sus aportes son indiscutibles tanto en su propuesta metodológica como en sus resultados epidemiológicos. Pero el culto dogmático a las evidencias se desliza a menudo hacia el riesgo del empirismo más elemental.

Señala Mario Bunge: “La Medicina Basada en Pruebas tiene un límite y un peligro epistémico: se expone a conformarse con datos y generalizaciones empíricas, mientras que la buena ciencia también involucra hipótesis y teorías”.

La práctica de la medicina debe recuperar su jerarquía intelectual, empezando por la valoración que los propios médicos tenemos de nuestra tarea cotidiana

Basta recorrer algunas de las ideas más aceptadas en el pensamiento médico actual -con todo su bagaje científico- para encontrar que gran parte de lo aceptado sin crítica se basa solo en meras correlaciones, suposiciones y conjeturas. En muchos casos las asociaciones son verdaderas, pero la atribución de causalidad acerca de ellas es falsa. No reconocer la frontera entre ciencia y clínica es un grave inconveniente; pero ignorar la que separa a los meros datos de las hipótesis y teorías que los explican y justifican así como de las pruebas que los confirman o refutan, es más grave todavía. No existe ciencia ateórica. El conocimiento científico no consiste en la acumulación de datos que “co-varian” sino en desentrañar los vínculos que producen esa asociación (y que pocas veces son causales). La práctica de la medicina debe recuperar su jerarquía intelectual, empezando por la valoración que los propios médicos tenemos de nuestra tarea cotidiana.

El “estilo de vida”, el pensamiento débil y la pereza intelectual

“Estilo” o “condiciones” de vida, la trampa del lenguajeLos principios de la neolengua:

“La intención de la neolengua no era solamente proveer un medio de expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de los devotos del Ingsoc, sino también imposibilitar otras formas de pensamiento. Lo que se pretendía era que una vez la neolengua fuera adoptada’ de una vez por todas y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento herético, es decir, un pensamiento divergente de los principios del Ingsoc, fuera  literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el pensamiento depende de las palabras”. George Orwell, 1984

No cabe duda de que gran parte de las enfermedades crónicas del presente están vinculadas con los modos en que vivimos. Sin embargo, también la denominación de “estilo de vida” oculta más de que lo que muestra. El lenguaje encierra connotaciones, no solo denotaciones, y ambas orientan la práctica. Las palabras nunca son inocentes, la ingenuidad procede de su uso irreflexivo y acrítico.

¿Qué entendemos por “estilo de vida?

Los datos de la epidemiología muestran una asociación muy fuerte entre determinadas características de la vida contemporánea y la emergencia de enfermedades crónicas no transmisibles. Pero, ¿son estas asociaciones el resultado de una decisión individual de las personas? ¿Son la consecuencia de un fallo moral y de la voluntad que ha adquirido dimensiones planetarias? ¿Somos más glotones perezosos que nuestros antepasados? ¿Es una elección o un “estilo” lo que explica la conducta de miles de millones de personas?

  • Cualquier análisis del “estilo de vida” debe tener en cuenta los grados de libertad disponibles y las restricciones que actúan en las decisiones. Para los miembros dependientes de un hogar, las elecciones de que disponen constituyen su entorno y NO su “estilo de vida”. La distinción ambiente / estilo de vida es una dicotomía dañina para nada de acuerdo con el punto de vista ecológico.” 
     
  • “La mejor manera de resumir la relación entre elección y restricción es la propuesta del Padrino de “hazle una oferta que no puedan rechazar”
     
  • “Nuestra suposición de racionalidad condicional significa que no podemos esperar cambiar el comportamiento solo mediante la educación: más bien, debemos alterar aquellas circunstancias que hacen que tales elecciones dañinas parezcan óptimas o irremediables”. Richard Lewontin

Una primera distinción pertinente podría ser diferenciar  las “condiciones” del “estilo” de vida.

Condiciones de vida
Condiciones materiales necesarias para la subsistencia
Nutrición
Vivienda
Saneamiento
Ambiente
Estilo de vida
Formas social y culturalmente determinadas de vivir
Ejercicio y deportes
Dieta
Hábitos
Tabaco
Alcohol

La Teoría de la Evolución ha demostrado que la vía del cambio INDIVIDUAL es inapropiada cuando el AMBIENTE que produce lo que se pretende modificar permanece inmodificado, ya que se trata de una estrategia adapatitiva a las condiciones del nicho ecológico.

La adopción de determinadas formas de existencia no puede confinarse al ámbito de la decisión individual, voluntaria y deliberada de las personas. Son las “condiciones” estructurales las que producen los “estilos” personales. Las primeras escapan a la decisión individual y las segundas son configuradas por el mundo cultural y sus determinantes simbólicos. Reducir la forma de vivir a un problema individual implica desconocer el papel de las estructuras económicas, sociales y culturales donde esas vidas se desarrollan. La supuesta “elección” de ciertas conductas se encuentra constreñida también por el sistema de derechos, de posibilidades de acceso y por la educación necesaria para decidir con conocimiento y libertad.

Corren tiempos insolidarios de soluciones individuales y de descrédito de las empresas colectivas. Esto hace “creíbles”, también en la medicina, las propuestas que suponen poder resolver en los individuos los problemas sociales. Estas ideas, pese a su aceptación generalizada, no solo son interesadas sino ignorantes. La humanidad ha evolucionado en comunidad desde tiempos inmemoriales. Desde la encefalización al arte, desde el uso del fuego a las ciencias; sus logros han sido siempre el producto de acciones del grupo y no de iluminados ni meritócratas, ni mucho menos de titáncos esfuerzos de la voluntad de cada uno de sus miembros aislados de sus semejantes. Confinar los hábitos y costumbres al terreno individual culpabiliza a las víctimas y desresponsabilliza a los Estados y a las instituciones. Y en nuestro caso, hace estéril el esfuerzo profesional y nos condena a la inercia clínica.

Los factores de riesgo han sido a lo largo de la historia el producto de las condiciones sociales que los producen en constelaciones clínicas que predisponen a unas enfermedades más que a otras. Son, precisamente, estos procesos que involucran a la sociedad en su conjunto los que exponen a los sujetos a los determinantes de enfermedad. Las elecciones de las personas no son ni tan libres ni tan infinitas como la denominación “estilo de vida” sugiere. Podemos elegir determinadas conductas pero no todas las que creemos.  Las “condiciones” (económicas, educativas, jerárquicas) producen activamente los “estilos”. Las propias percepciones de los sujetos se encuentran condicionadas y restringen el campo de lo posible a lo dado para cada situación particular.

Afirma la antropóloga Patricia Aguirre en su libro: Una historia social de la comida  : “A pesar de todas las evidencias empíricas, se insiste en divorciar el comportamiento individual de su base social, como si cada individuo fuese un Robinson Crusoe en su isla, separado de la dinámica que lo rodea”.

Incluso las preferencias que adquieren la ilusión de ser completamente personales ocultan y reproducen su origen social. Las personas “eligen” como si fuera propio lo que corresponde al grupo de pertenencia, según señala el sociólogo Pierre Bourdieu (1985) refiriéndose a lo que genéricamente denominamos “gusto”. La educación y la socialización en el interior de determinado segmento social condicionan la percepción de las elecciones posibles.

Patricia Aguirre: “Una historia social de la comida”
El “nicho social obesogénico” genera al mismo tiempo la susceptibilidad (metabólica) y la exposición (ambiental) que producen obesidad.
 Un “nicho obesogénico” tiene efectos transgeneracionales al favorecer determinado fenotipo; es lo que algunos denominan “gueto metabólico”.
 Los productores industriales de comida deciden por el consumidor que cree que decide por sí mismo lo que está obligado a elegir.
 ¿Cómo manipular elección alimentos? Conductual (publicidad), económica (precio), restricción de variedad (mercado), fisiológica (adictivos).
 La pérdida del poder de decisión (agencia) del consumidor alimentario implica resignar la única capacidad de resistir a sus efectos adversos.
 El consumo en las sociedades de mercado ha reducido al comensal a la categoría de mero comprador de mercancías alimentarias que escapan a su saber y control.

Obesos, de víctimas a culpables

La obesidad y sus enfermedades metabólicas relacionadas son el caso paradigmático de esta situación. El mayor incremento de las tasas de obesidad en los Estados Unidos durante la última década se ha registrado en la población entre 2 y 5 años de edad. Aunque también hay reportes de su crecimiento en menores de 6 meses. ¿Cuál es su responsabilidad? ¿Han tomado estos niños una decisión para adoptar un “estilo” de vida obesogénico?

Hay reportes muy confiables acerca de que la prevalencia del incremento de peso no solo afecta a gran parte de la humanidad sino incluso a los animales domésticos con lo que convivimos.5 ¿Son nuestras mascotas responsables de su obesidad? ¿Han tomado una decisión que los conduce a acumular peso?

La obesidad no es la causa de los trastornos metabólicos sino un marcador antropométrico de ellos, es decir, su consecuencia. Tampoco el comportamiento individual es su causa sino el correlato conductual de las perturbaciones tóxicas que la alimentación industrial produce en los sistemas que la regulan. Tomar efectos por causas nos pone en el lugar del Hidalgo Caballero que “tomaba los rebaños por ejércitos”.

La enorme disparidad de la prevalencia de obesidad y enfermedades metabólicas entre pobres y ricos también respalda la hipótesis ambiental.

– Los sectores menos favorecidos en sociedades desiguales no pueden acceder a los alimentos frescos, con menos azúcar y más fibra y se ven obligados al consumo de productos comestibles ultraprocesados baratos, densos en calorías y azúcar y con déficit de nutrientes de alto valor biológico.
– La invisible mano del mercado concentra los comercios en zonas de mayor rentabilidad. Muchos autores denominan “desiertos de comida” a los barrios pobres donde el acceso a productos saludables es casi imposible lo que condena a sus habitantes a los productos industrializados.
– El procesamiento de los alimentos frescos en el hogar insume un promedio de 22 horas semanales a una familia. Pero las mujeres, que históricamente han realizado es tarea, hoy trabajan fuera y apenas disponen de 6 o menos horas a la semana para hacerlo. 
– Los grupos menos favorecidos en sociedades desiguales no ignoran qué alimentación es saludable, ocurre que si intentaran acceder a ella comerían menos de 15 días al mes.
– En estos grupos muchas veces no se sabe cuándo será posible encontrar la próxima comida. La incertidumbre y el stress los obligan a comer lo que hay y cuando hay, al mismo tiempo que dificulta las elecciones racionales y crea las condiciones metabólicas propicias para la obesidad por razones estrictamente biológicas (stress crónico, activación del eje hipotálamo-hiposo-adrenal) como se conoce desde hace mucho tiempo.

¿Cuál es la “elección” de su estilo de vida que hacen estas personas? ¿Son “culpables” de adoptar una alimentación no saludable pero que constituye una estrategia adapatativa para la supervivencia? Las causas de las causas no son sus decisiones personales sino la brutal desigualdad de una sociedad injusta.

Estos datos confirman lo inadecuado de la hipótesis de la elección personal y respaldan la que identifica a las verdaderas causas de las causas en un medioambiente tóxico y desigual que genera ese fenómeno.

¿Podemos controlar voluntariamente lo que comemos?
Rutas neurofisiológicas que conducen a la obesidad: debajo de la conciencia y más allá del control individual 
El pensamiento dominante sobre la obesidad es que la prevención y el tratamiento son una cuestión de autocontrol y de que las personas toman decisiones alimenticias más sabias.
Sin embargo, si este es realmente el caso, implica que hace 50 años, antes de que aumentara la obesidad, la población tenía más autocontrol y tomaba decisiones más sabias, y desde entonces, nuestra capacidad colectiva de autocontrol debe haber disminuido.
También sugiere que las personas que viven en otros países con tasas más bajas de obesidad tienen más autocontrol que los estadounidenses.
Así como las suposiciones de que un cambio en la genética y / o el metabolismo es responsable del aumento de la obesidad en las últimas tres décadas son inverosímiles debido a la falta de evidencia de mutaciones durante este corto período de tiempo.
La idea de que los niveles de responsabilidad personal, conocimiento, inteligencia o el carácter moral de la mayoría de la población están disminuyendo rápidamente tampoco es una explicación creíble de este fenómeno. 
Es poco probable que la naturaleza de las personas haya cambiado tan dramáticamente. Sin embargo, lo que ha cambiado dramáticamente es el entorno en el que vivimos.
Por lo tanto, es probable que los mecanismos que afectan la ingesta de alimentos sean una cuestión de toma de decisiones consciente basada en el conocimiento, sino que operan por debajo del nivel de conciencia individual y más allá del control individual.
El autocontrol (la capacidad de resistir las tentaciones), por otro lado, se fatiga como un músculo y la mayoría de las personas no pueden controlarse sin cesar sin pagar un precio a corto plazo o perder el control a largo plazo.En gran medida, la obesidad es la consecuencia de respuestas automáticas y en gran medida incontrolables a un entorno con disponibilidad excesiva de alimentos y señales agresivas e implacables (estímulos supernormales) que causan personas comer demasiado. Estas respuestas neuroendócrinas se “construyen” deliberadamente de manera industrial como las aferencias necesarias para producir respuestas (eferencias) en la conducta ingestiva que están más allá del control voluntario y consciente de las personas (manipulación conductual). 
Fuente: Deborah A. Cohen Fuente: Diabetes. 2008 Jul; 57(7): 1768–1773. doi: 10.2337/db08-0163 Neurophysiological Pathways to Obesity: Below Awareness and Beyond Individual Control

Abandonar la trampa de trivialidad (desde las causas inmediatas a las causas de las causas)

Disponemos de muchos datos pero de pocas teorías inclusivas. Es necesario dejar de adaptar la realidad a las viejas categorías que tenemos para crear nuevas que den cuenta de la compleja y cambiante naturaleza de la patología humana. Se denomina “error categorial” a la inclusión de un problema en una categoría en la que no podrá encontrar su solución. No alcanza con proponer nuevas clasificaciones, antes es necesario crear nuevas categoría (taxones) en las cuales, más tarde, clasificar los hechos. La medicina aborda problemas cotidianos con explicaciones próximas sin tomar en cuenta las causas remotas ni la historia que esos fenómenos tienen en el largo tiempo evolutivo de la especie. Es imperativo abordar las causas de las causas, las causas raíz. La alimentación es hoy la fuente de casi todas las enfermedades crónicas más prevalentes: obesidad, diabetes, hipertensión arterial, dislipidemia, etc. Pero, ¿cuál es la historia de esos trastornos? ¿Dónde nace nuestra vulnerabilidad? ¿Cuáles son las razones sociales y biológicas que explican su explosión epidemiológica y nuestro fracaso terapéutico? ¿Cómo comprenderlos evitando la simplificación de culpabilizar a la víctima?

El modelo de causalidad: agente (activo) sujeto (pasivo) es otro obstáculo epistemológico, no existe sujeto pasivo en biología, no hay efecto sin “propensión” (sensibilidad diferencial) y, pese a que nos resulta insoportable, en los seres vivos hay fenómenos determinados pero NO causales; la causalidad es solo una de las múltiples formas de la determinación.

Hacer visibles las causas sistémicas de la enfermedad crónica ambiental es fundamental ya que están invisibilizadas por una epistemología ciega a sus propios límites. La conducta humana tiene determinantes poderosos y mecanismos biológicos que es necesario desentrañar para: describirlos, explicarlos y comprenderlos, que son tres instancias diferentes del conocimiento. De lo contrario será imposible modificarlos jamás.

Por primera vez en la historia de la especie, las corporaciones saben más que los médicos acerca de estos fenómenos. La manipulación de la conducta ingestiva no procede al azar, es producto del conocimiento íntimo de sus mecanismos y circuitos involucrados. Es absurdo intentar en la consulta médica modificar -apelando a la voluntad y a la culpabilización- una serie de hábitos que han sido configurados con una precisión biológica científica de la que los médicos carecemos. 

Afirma el doctor Robert Lustig: “La comida está más allá de nuestras necesidades; se ha convertido en comodity, ha sido reformulada para convertirla en sustancia adictiva”. (Fat Chance)

No son ni el colapso de la voluntad ni la muerte del libre albedrío. Es la brutal manipulación de la fisiología puesta al servicio de los intereses sin considerar el precio que se pague en términos de salud, bienestar o supervivencia

El funcionamiento de los circuitos cerebrales de motivación / saliencia /recompensa son el modo en que la cultura crea conductas. El placer y la aversión han sido imprescindibles para la supervivencia de la especie. Hasta que la  industria alimentaria puso ese mecanismo a su servicio. No son ni el colapso de la voluntad ni la muerte del libre albedrío. Es la brutal manipulación de la fisiología puesta al servicio de los intereses sin considerar el precio que se pagua en términos de salud, bienestar y muerte. El “libre albedrío” se define como: el poder de tomar decisiones libres que no estén restringidas por circunstancias externas o por necesidad. Es evidente que no es eso lo que les ocurre a nuestros pacientes en el mundo real.

“La droga es el producto ideal…la mercancía definitiva. No hace falta hablar para vender. El cliente se arrastrará por una alcantarilla para suplicar que se la vendan. El comerciante no vende su producto al consumidor, vende el consumidor al producto. No mejora ni simplifica su mercancía. Degrada y simplifica al cliente.” 
William Borroughs (1914-1997)

Hay una ingenuidad estructural en el abordaje de los problemas desadaptativos del presente. Una idea reduccionista que se limita a describir sin explicar, a exigir sin comprender y a corregir variables sin tomar en cuenta los motivos de sus desvíos. La epidemiología de nuestros días no solo reclama la apertura hacia nuevos conocimientos y diversas disciplinas, exige algo mucho más drástico en nuestro modo de pensar: una verdadera reformulación epistemológica del objeto de estudio. La biología y la medicina de sistemas, la teoría de la evolución, los mecanismos regulatorios homeostáticos y alostáticos y otros abordajes ausentes del conocimiento médico estándar apuntan en esa dirección.

Lo que sabemos es insuficiente; nuestras herramientas cognitivas no lograrán comprender –y mucho menos modificar- la realidad que abordamos. No alcanza con mostrar los “hechos”, es imperativo construir otros “modelos teóricos” que nos permitan interpretarlos. Los datos desnudos no existen, necesitan de un marco conceptual que les de sentido, que los interrogue con inteligencia y escepticismo crítico. La contundencia de los hechos consiste en la mirada que les asigna un significado. Cada vez que nos dicen: “acá están los datos…, y hablan por sí mismos”, nos están engañando. Algo muy profundo debe cambiar con urgencia en nuestro modo de pensar, y de manera radical.

Daniel Flichtentre

martes, 26 de enero de 2021

Medicina y post verdad

 ¿Perseguimos variables a corregir o personas a quienes ayudar? ¿Buscamos la significación estadística o la relevancia clínica?

    
Es frecuente que admitamos explicaciones que nos producen lo que se ha llamado “satisfacción intelectual” pero que no son ni científicas, ni verdaderas. Nos permiten mantenernos en nuestra zona de confort y nos evitan el esfuerzo de impugnar nuestras propias creencias convertidas en sentido común clínico. Las personas necesitan aferrarse a un conjunto de creencias compartidas si han de enfrentar un ambiente hostil, inquieto y desconocido. Cambiar nuestras creencias demanda un esfuerzo y el coraje de admitir que hemos estado equivocados. La ciencia exige esa honestidad, incluso a costa nuestra autoestima. No se investiga para sostenernos en la comodidad de lo ya conocido. Que un hecho resulte contraintuitivo nada dice de su valor de verdad si se llega a él por métodos científicos rigurosos. Muchas veces a lo largo de la historia los nuevos conocimientos han creado incertidumbre y generado rechazo o controversia. Pero la contraintuitividad (o «asombro» epistémico) es la marca distintiva de la originalidad en ciencia y no debería asustar a nadie.
  
El demonio de lo establecido (atrapados por las creencias)
 
Dondequiera que vamos encontramos hombres y mujeres que hacen esfuerzos extraordinarios para evitar cambiar sus mentes. No importa lo que ocurra se tiende a continuar con los esquemas establecidos, con un modo de ver la realidad. Cambiarlo implica un aceptación del error y un esfuerzo personal; hoy pocos parecen estar dispuestos a afrontar el desafío.
  
En ciencia y en medicina, el fracaso de un resultado experimental para ajustarse a la predicción de un paradigma maduro es a menudo considerado como un error del investigador en lugar de una refutación de la hipótesis. Sin embargo, cuando se acumula suficiente evidencia no confirmatoria, la creencia en el viejo paradigma llega a una crisis que promueve la aceptación de nuevas teorías. La evidencia empírica permanece, pero las interpretaciones cambian.
   
Thomas Kuhn denominó a esta transición abrupta “cambio de paradigma". Esta situación se traslada al ámbito de la implementación en la práctica clínica. Una teoría que “explica” los hechos de un modo que produce cierta serenidad intelectual suele ser sostenida durante mucho tiempo, incluso cuando sus predicciones no se cumplen y los hechos la refutan a diario. Posverdad, temor a la incertidumbre, desprecio por los hechos.

lunes, 25 de enero de 2021

NGC 2841

 


NGC 2841 en la Osa Mayor


Esta vista nítida del hermoso universo insular muestra un sorprendente núcleo amarillo y un disco galáctico. 
Las líneas de polvo, las regiones pequeñas de formación de estrellas rosadas y los cúmulos de estrellas azules jóvenes están incrustados en los brazos espirales irregulares y apretados.


Imagen de Hubble

domingo, 24 de enero de 2021

¿Quién mató a D10S?

Quién era Diego Armando Maradona? Y quién ES MARADONA?

Autor/a: Dra. Adriana Rivetti 

¿Quién mató a D10S? – Arte y Cultura – IntraMed

Atónita, impertérrita, estuporosa espectadora de la muerte de Diego miro y escucho durante 72 hs a un planeta entero despedir/se del hijo de Dios en la tierra. Llantos incontenibles, cuadras y más cuadras de gente caminando lentamente para saludar sus restos mortales (?), presidentes del mundo enviando misivas de profundas condolencias, palabras sentidas de deportistas del mundo entero despidiendo al deportista, al amigo, al hombre, al héroe, al ídolo, a D10S; arquero devenido periodista llorando, acongojado sin consuelo frente a la cámara, imagen televisiva emocionante… ¿Quién era Diego Armando Maradona? Y, ¿Quién ES MARADONA?

He sido severamente crítica de Diego, de sus excesos, de sus adicciones, de su misoginia (?) o al menos destrato hacia las mujeres de su vida, el abandono y la falta de cuidado hacia sus hijos, sus frases desafortunadas, faltas de toda ética, reflexión y ubicuidad, su egocentrismo… ¿Quién era Maradona bajo mi mirada? Era mi vecino, el “de la puerta de al lado”, un futbolista que hace mucho tiempo había jugado al fútbol y le había convertido un gol con la mano a Inglaterra (a los ingleses mejor dicho!) inadvertido por el árbitro, logrando así llevar a la Argentina al lugar más alto del fútbol mundial: Argentina Campeón ’86! Ídolo del pasado, un hombre que había dejado de jugar al futbol hace casi 25 años y no se había dado cuenta, casi nadie para mí…

El 25 de noviembre de 2020 muere D10S… El mundo entero se detiene, el riesgo de encontrar la muerte por la peor Pandemia de los últimos 100 años desaparece porque algo es más importante: lograr ver el féretro, aunque solo sea un instante, donde descansa el hijo de Dios, la encarnación de Dios en la tierra, a quien Dios hizo hombre y ARGENTINO un día 30 de octubre de 1960.
Ninguna bandería política, filosófica o futbolística tiene relevancia, por 72 hs se desvanecen las diferencias. El mundo entero se pone de pie para despedir a D10S y si vivís en Argentina, Francia, India o en Italia es solo un detalle, si sos médico, presidente de un país o cartoneas por las calles “covideanas” de Buenos Aires es igual, todos nos detenemos a observar la muerte de “EL Diego”.
De pronto un nuevo paradigma aparece frente a mis ojos y descubro que no sabía quién era Diego Armando Maradona, todo se da vuelta, el hombre imperfecto que había sido “solo” un excelso jugador de futbol pasó a ser el hijo de DIOS, sin eufemismo. Nunca había entendido quien era Maradona: un ser que había trascendido el deporte, su cercanía a los humildes, amigo de sus amigos, desprejuiciado, sin caretas, sin filtros, sin registro de las normas, la ética, lo políticamente correcto lo habían acercado a alguna figura que se acerca a lo que los hombres y mujeres mortales entendemos por el hijo de Dios: un hombre de carne y hueso, y a la vez alado como para caminar sin pies, como para dejar un aura tras de sí, tras de cada frase, de cada acción que millones de seguidores disfrutan, admiran, debaten extasiados…Dice Manu Chao “Si yo fuera Maradona” y por primera vez entiendo que nadie puede entender quién era Maradona, porque Dios hay uno, y solo hubo un enviado, a su imagen y semejanza, su hijo Jesús. Pero no es de religión que hablamos, sino de “religiones”. Hablamos de patria, de futbol, de pobreza y superación, de talento, de “la mano de Dios”, hablamos de la posibilidad de identificarse, de identificarnos, de sentir que aquello que nos es ajeno se vuelve cercano, real, tangible, propio, posible, nuestro…He viajado mucho alrededor del mundo por mi profesión y por primera vez el 25 de noviembre de 2020 fui capaz de descifrar unas palabras que me eran ajenas: “-¿Ud. de donde es? -De Argentina. – Ahhh Maradona!… Casi 45 millones de personas, un solo nombre…

Y entonces comienzan las discusiones filosóficas (?), los debates eruditos sobre la vergüenza de identificarnos con un futbolista de vida imperfecta y errada en lugar de ligar a nuestra amada Argentina a nuestros Premios Nobeles Leloir, Houssay, Saavedra Lamas, Milstein, Pérez Esquivel, o a figuras emblemáticas como Borges, Favaloro o tantas otras… Si hasta podríamos incluir en la lista a deportistas de fama mundial como la Paretto, Messi, Ginobili… o sea, no fallados (?)
La verdad parece ser que Dios hay solo uno en cada religión, y si la religión es Argentina, Dios es Maradona y quizás esto sea así por su tumultuoso, errático, complejo y “humano” paso por la vida terrenal…A lo largo de la historia la muerte tan solo 3 personas ocuparon las primeras planas de todos los diarios del mundo, el impacto fue tal que todo el planeta se detuvo, con estupor la humanidad miraba y lloraba frente a sus funerales: Kennedy, Lennon y Maradona. Kennedy y Lennon fueron asesinados, Maradona no…no?

Y un día el hijo de DIOS murió y devino D10S…

En un instante quienes eran, dejan de ser, “la Santa Claudia” se transforma en la “bruja” que le hizo incontados juicios a D10S, le reclamaba 20 millones de dólares y nunca le devolvió sus amadas camisetas (¿Cuál será su precio hoy?); Dalma y Yanina sus adoradas y “verdaderas” hijas no lo acompañaron durante sus últimos tiempos de profunda depresión y ni siquiera en sus últimos días en la casa de Nordelta donde lo “pusieron para tenerlo cerca”; su famoso abogado Matías Morla quien en realidad parece ser ahora dueño del 20% de sus bienes, entre parentésis las hordas desenfrenadas que ocuparon por miles las calles porteñas el 26 de noviembre gritaban: “MORLA ASESINO!”; su médico personal es ahora casi un galeno “matasanos”,  dicen por ahí: “Luque era un vulgar fan cuya única intención “oculta” había sido estar cerca de su ídolo, no atenderlo en forma adecuada. “Noticia de último momento: El fiscal sospecha homicidio culposo y manda allanar la casa del Dr. Luque donde encuentra una serie de anotaciones pero no una historia clínica”; enfermeros y jefe de enfermeros que ocultan la verdad: ¿Lo vieron o no lo vieron antes de morir? ¿Quién lo atendió por última vez? A Las 23,50 del día anterior? ¿A Las 6 o a las 11 de la mañana del 25 de noviembre? ¿Lo atendieron como correspondía? ¿La ambulancia tardó 10 o 35 minutos? ¿Había un desfibrilador en la casa? ¿Correspondía que le dieran el alta de la Clínica a un paciente de alto riesgo con insuficiencia cardíaca y un corazón hipertrofiado al doble de su tamaño normal? “Bueno, en realidad debería haber sido internado en una Clínica de adictos, porque el principal problema eran sus adicciones!” Y aquí llega a la “primera escena” la médica psiquiatra, allanada en su consultorio y su domicilio particular, ahora imputada.

 Sí…todo parece una obra de teatro, pero sería demodé, ya que transitamos el 2020 sería mejor una “docuserie” ; los canales de streaming nos inundaron de ellas durante la Pandemia, pero nunca antes una transmitida en vivo, por primera vez una en tiempo real: la muerte de Maradona! Y claro, ninguna podrá igualar a la serie de la muerte de D10S!

Y es aquí donde creo que la pregunta es: ¿Quién mató al hijo de DIOS? O D10S?

Su entorno cercano no lo cuidó, no lo ayudó. Fue Claudia Villafañe? Fue Rocío? Cuál de todos sus hijos lo quiso más, los de cerca, los de lejos? Cuántos son? Qué suerte que Diego  Maradona Sinagra se contagió Covid, alguien que parece haber quedado exento de culpa y cargo, a quién nadie menciona!

O quizás fuimos nosotros humanos “filisteos”, quienes no entendimos, quienes no sabíamos quién era Maradona, que nunca nos dimos cuenta que estábamos frente a la presencia de alguien que era para muchos la encarnación de DIOS! Personalmente siento que no entendí su presencia divina, seré parte de los responsables…

¿Quién asesinó a Maradona?  ¡Hay que encontrar un culpable! Y sin lugar a dudas la figura más fácil es la de los médicos, “los sospechosos de siempre”. Somos los que un día ocupamos el trono a la diestra de Dios Padre,  ENDIOSADOS cuando “salvamos” una vida. “La vida de los mortales se encuentra en nuestras manos!” Y si de Dioses hablamos…

Las imágenes de dolor dieron vuelta al mundo y quedarán para siempre en mi memoria, estarán inscriptas en la historia de la humanidad eternamente. Pero no hubo un responsable de su muerte, su vida había llegado a su fin. Muchos están de duelo, muchos seguirán llorando sin aceptar su muerte, otros seguirán buscando un culpable…

Diego Armando Maradona era un hombre de 60 años gravemente enfermo, con un organismo muy deteriorado. Había muerto 5 veces antes: 2000, 2004, 2007, 2012, 2018…pero no…
El 25 de noviembre de 2020 murió Diego Armando Maradona, el pueblo llora. D10S no ha muerto!


Dra. Adriana M. Rivetti
• Médica UBA (MN 59621)
• Especialista en Psiquiatría (Ministerio de Salud. Ciudad de Bs. As.)
• Secretaria Científica de la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB) (2017-2020)
• Ex-Presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB) (2011 – 2014)
• Directora Curso Superior para Residentes de la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (2010-2016)
• Miembro de WFSBP (World Federation of Societies of Biological Psychiatry)
• Miembro de ISAD (International Society for Affective Disorders)
• Ex docente de la 1 ?cátedra de farmacología (UBA)
• Docente del posgrado de Geronto-Psiquiatría de la Asociación Neuropsiquiátrica Argentina
• Directora de CEIDEP (Centro de Diagnóstico, Investigación y Tratamiento en Depresión)
• Directora de Psicosalud (Centro de Salud Mental y Hospital de día)
• Coordinadora General y Admisora del área de Psicopatología de “Alta Salud”

viernes, 22 de enero de 2021

Cómo evitar las fracturas en la vejez

 

Batiendo récords en la vejez: hazañas deportivas con un importante mensaje

https://blogs.funiber.org/deportes/2020/12/17/funiber-fracturas-vejez?furriel=24d8e29249106cc82528b396bbe9eb54d97a6075&kw=Boletin_es_Dic_enero2021

Durante el envejecimiento, los cambios fisiológicos y cognitivos pueden causar una serie de transformaciones físicas que afectan al condicionamiento y pueden aumentar la dependencia y la dificultad para realizar tareas cotidianas sencillas, como levantarse de la cama.

Esta fragilidad puede variar dependiendo de cada persona, ya que hay varios aspectos que se relacionan con el proceso de envejecimiento de cada uno.

Se sabe por estudios que la actividad física puede contribuir a retrasar esta fragilidad y a disminuir los efectos en la salud de los ancianos. Con la ayuda de un profesional especializado en actividad física para la salud, es posible seguir un plan de ejercicios físicos que funcionan como una herramienta para fortalecer los músculos y mejorar la capacidad funcional del cuerpo durante el envejecimiento.

Entre estos planes de ejercicio, la OMS recomienda como estrategia trabajar con la masa muscular para estimular la fuerza física. Con la actividad constante, el cuerpo responderá gradualmente a las demandas de activación y puede causar mejoras en la vascularización y el fortalecimiento de las fibras musculares. Por eso es importante mantener la frecuencia de la actividad física.

El trabajo físico también se conecta con el sistema nervioso, y permite una plasticidad cerebral capaz de mantener los circuitos neuronales activos y cuidar la salud del cerebro. Los movimientos de coordinación motora y ejercicios localizados activan diferentes áreas del cerebro, modificando los movimientos, creando repeticiones e intercambiando ritmos durante la actividad física.

La OMS destaca la importancia de que los mayores de 65 años realicen actividades físicas variadas con diversos componentes, durante tres o más días a la semana. Esta actividad puede ser fundamental para prevenir caídas, uno de los problemas que afectan a la salud en este grupo de edad.

Los beneficios de la actividad física también se asocian con una mejora en el sueño, el peso y el control de la grasa corporal, que por consiguiente afectan a la salud.

FUNIBER promueve estudios en el área de Deporte y Salud con el objetivo de proporcionar una formación actualizada a los profesionales que trabajan a favor de los hábitos de vida saludables.

miércoles, 20 de enero de 2021

Lo que el Dr. Google no sabe


“El valor de la información está en su relevancia y no en su abundancia”.
https://campus.intramed.net/intramed/mod/page/view.php?id=16650

La relación médico-paciente es la base de la práctica de la medicina. Una de las funciones primordiales de ese encuentro es la transferencia de información en ambos sentidos, del paciente al médico y del médico al paciente. La información, de la que hoy disponemos en exceso, tiene efectos tanto beneficiosos como perjudiciales para esa relación. Mientras contribuye a la comprensión de la enfermedad, es un recurso invalorable y positivo. Pero cuando interfiere con ella, es un obstáculo. La información está sobrevalorada; los datos son el “combustible” del juicio clínico, no su sustituto. Confundirlos es peligroso y absurdo.

“La información NO alcanza, hay que saber qué hacer con ella”.

Hoy las personas no sólo vienen a la consulta con información acerca de sus dolencias, sino con una parafernalia de datos acerca de sí mismos automonitoreados por apps de todo tipo. Esta información fisiológica confunde, asusta y en el mejor de los casos resulta casi siempre irrelevante, pese a que hay entre nosotros una generación de pseudogurúes tecno que la recomiendan como si fuese inocua. El valor de la información está en su relevancia y no en su abundancia. Estamos más obesos de información basura que de comida chatarra, y eso no es menos peligroso para la salud.

“Los datos NO producen ningún conocimiento, informan. De la información solo podemos “enterarnos”. El “conocimiento” es otra cosa”.

Creo que lo mejor que podemos hacer los médicos es conversar con nuestros pacientes acerca de la información que han obtenido y ayudarlos a jerarquizarla y a ponerla en situación (contexto).
  
Es peligrosísimo que Google se convierta en médico, pero más peligroso aun es que los médicos nos convirtamos en Google. La medicina es una profesión de interacción humana intersubjetiva, no un puro, pobre y tristísimo intercambio de datos. Existen muchos sitios web confiables y que administran con responsabilidad la información que brindan. Esta es la nueva “dieta” que los médicos tenemos la obligación de supervisar, tal como hacemos con los alimentos.

martes, 19 de enero de 2021

Covid 19. Actualidad

 

Lunes 18 de enero

Se están llevando a cabo programas de vacunación pública masiva en todo el mundo. En los Estados Unidos, el Dr. Anthony Fauci le dijo a NBC que el objetivo del presidente electo Joe Biden de distribuir 100 millones de dosis de la vacuna Covid-19 en sus primeros 100 días de mandato era “bastante factible”.

India, que solo sigue a los EE. UU. En casos totales, comenzó una ambiciosa campaña de vacunación a nivel nacional este fin de semana después de que los reguladores aprobaran la inyección de AstraZeneca / Oxford y una vacuna producida localmente. En Turquía e Indonesia, decenas de millones de personas están listas para recibir dosis de la inyección CoronaVac fabricada por la empresa Sinovac con sede en Beijing, informa Helen Regan.

Inglaterra acaba de ampliar su programa de vacunas a personas de 70 años o más, mientras que el presidente de Corea del Sur dice que cree que el país tendrá completa “inmunidad colectiva” al Covid-19 en noviembre.

Hay una urgencia en estos lanzamientos. El mundo sufrió 2 millones de muertes por coronavirus la semana pasada, y los responsables políticos están luchando para detener el costo humano y económico causado por la pandemia. Las vacunas de China e India se consideran inyecciones potencialmente asequibles y de fácil distribución y, a diferencia de las vacunas Pfizer / BioNTech y Moderna, no requieren un costoso almacenamiento en frío.

Pero ha habido dudas sobre la efectividad de la vacuna Sinovac, que se reveló que tiene una tasa de eficacia de solo 50,38% en ensayos de última etapa en Brasil, significativamente más baja de lo que mostraron los resultados anteriores. Los fabricantes de la vacuna de cosecha propia de la India, Covaxin, también se han enfrentado a las críticas de los expertos por no revelar los resultados de eficacia de la vacuna o cualquier otro dato de sus ensayos clínicos. 

En medio de las preguntas, los países están reexaminando sus planes de implementación. El ministro de Salud de Singapur dijo que los funcionarios revisarían la vacuna de Sinovac antes de cualquier lanzamiento a sus ciudadanos. La preocupación está creciendo en Australia, que ha asegurado 54 millones de dosis de la inyección Oxford / AstraZeneca, de que depender de una sola vacuna con una tasa de eficacia más baja no necesariamente acumule la inmunidad colectiva requerida en su población de 26 millones de personas. Algunos científicos están pidiendo un retraso en las inoculaciones masivas.

Nueva Zelanda, aclamada como un modelo global de cómo manejó el brote, aún tiene que aprobar una vacuna, aunque ha llegado a acuerdos con varios desarrolladores de vacunas para acceder a sus candidatos una vez que los reguladores locales den luz verde. Los expertos dicen que su enfoque de esperar y ver significará que la población podrá tener una mayor confianza en las vacunas. Pero podría ser una apuesta arriesgada, sobre todo dadas las nuevas variantes potencialmente más transmisibles que podrían correr el riesgo de más brotes. 

Martes 19 de enero

El Reino Unido se encuentra en medio de una segunda ola devastadora, lo que empuja a los trabajadores de la salud al borde del abismo, ya que tratan a más pacientes con Covid-19 en los hospitales que en cualquier otro momento de la pandemia, informa Kara Fox. 

Fazilah, una enfermera de la unidad de cuidados intensivos (UCI) en un hospital del centro de Londres, le dijo a CNN que durante la primera ola de la pandemia, estuvo envuelta por una ola de depresión durante meses, pero estaba demasiado ocupada salvando la vida de otras personas para poder hacerlo. identificarlo o procesarlo. Ahora está atravesando otra pesadilla.

El primer ministro británico, Boris Johnson, advirtió la semana pasada que los hospitales del país corren un riesgo sustancial de verse abrumados si los casos siguen aumentando. El país tuvo la tasa de mortalidad más alta del mundo la semana pasada, según Our World in Data. Actualmente hay más de 37,400 pacientes con Covid-19 en hospitales del Reino Unido.


Las enfermeras de la UCI que trabajan para el Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido son las más afectadas por este aumento. Varios trabajadores de la UCI habló con CNN para decir que han sido presionados para “diluir” el nivel de atención debido al aumento en las admisiones y, en algunos casos, dicen que están tratando hasta ocho pacientes a la vez, mucho más que el Enfermera de UCI recomendada por NHS “segura” por relación de paciente de 1: 1 a 1: 2.

Si bien el NHS no ha respondido a la solicitud de comentarios de CNN, el director ejecutivo del NHS, Simon Stevens, le dijo a la BBC el domingo que la proporción de enfermeras por paciente varía entre los hospitales de 1: 1 a 1: 2 a 1: 3, y que el personal está ganando “. ajustes dinámicos en tiempo real “.

Es una situación que no solo corre el riesgo de comprometer el nivel de atención de los enfermos, sino que también aumenta el estrés y el bienestar de los trabajadores de la salud que la brindan, dijo Ameera Sheikh, enfermera de la UCI y representante sindical de Unite en un hospital de Londres. CNN. Incluso en los días libres, es casi imposible desconectarse. “La culpa se precipita de repente porque no estás en el trabajo ayudando”, dijo.

Y cuando un paciente muere, a menudo hay poco tiempo para llorar antes de que llegue el próximo paciente. “Es como si estuvieras en un carrusel constante y no te puedes bajar”, dijo Fazilah.

https://www.jhu.edu/

sábado, 16 de enero de 2021

La década de la salud digital

 

Sobre el impulso definitivo a la digitalización de la medicina y la atención sanitaria

Autor/a: Gonzalo Casino Fuente: IntraMed / Fundación Esteve 

La pandemia ha obligado a realizar telemáticamente muchas consultas médicas que en circunstancias normales hubieran sido presenciales. La mayoría se han hecho por teléfono, pero también se han utilizado otros medios, desde las videoconferencias y el correo electrónico hasta el polivalente WhatsApp. En Estados Unidos, la tasa de consultas telemáticas entre enero y junio de 2020 aumentó más del 2000% (de 0,8 a 17,8 visitas por cada 1000 usuarios, en valores absolutos), según un análisis de 16,7 millones de usuarios publicado en JAMA Internal Medicine.

La atención sanitaria en tiempos de la covid-19 está mostrando que la comunicación médico-enfermo puede abrirse definitivamente a los canales digitales, pero esta apertura es solo la manifestación más visible de un movimiento digital más profundo que afecta a toda la medicina y la atención sanitaria.

El sector económico de los cuidados de salud es la gran “industria” que no acababa de sumarse a la revolución digital del consumo, donde ya están instalados desde hace más de 20 años el turismo, el comercio al por menor y hasta la banca, la penúltima en llegar. La atención sanitaria no ha dado todavía este paso porque la salud no es un bien de consumo cualquiera y porque los datos médicos personales son especialmente sensibles. Sin embargo, las posibilidades que ofrecen las herramientas digitales para universalizar la asistencia sanitaria y mejorar la salud de la población son innegables. Algunas son tan sencillas como enviar recordatorios a las embarazadas para que vayan a las revisiones prenatales o a los padres para que lleven a sus hijos a vacunarse, aprovechando la amplia difusión de teléfonos móviles en todo el mundo. Otras son más complejas, como la implantación de las historias clínicas electrónicas estandarizadas, los sistemas de telediagnóstico y las herramientas basadas en inteligencia artificial. Y algunas otras quizá inimaginables.

Los gigantes tecnológicos están tomando posiciones en un negocio estimado de un billón (un millón de millones) de dólares, según un reciente artículo publicado en The Economist. Así, por ejemplo, Amazon ha dado un paso adelante en EE UU para vender fármacos que precisan receta médica a través de su nueva marca Amazon Pharmacy, mientras Apple sigue impulsando el desarrollo de nuevas aplicaciones móviles de salud poniendo énfasis en la privacidad de los datos personales. Todo apunta a que la digitalización de la medicina tiene que pasar necesariamente por la colaboración entre las empresas tecnológicas y los diferentes sistemas, organizaciones y proveedores de servicios sanitarios.

En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una guía de recomendaciones sobre intervenciones de salud digital para mejorar la atención sanitaria de la población y los servicios básicos mediante las tecnologías digitales utilizando teléfonos móviles, tabletas y ordenadores. Estas recomendaciones, dirigidas principalmente a los responsables de políticas de salud, van desde cuestiones tan básicas y esenciales como la notificación electrónica de nacimientos y defunciones, hasta el uso de aplicaciones de telemedicina y la formación del personal sanitario, como fórmulas complementarias a las tradicionales. La guía de la OMS alerta del entusiasmo indiscriminado sobre las herramientas digitales; recomienda su uso bajo ciertas condiciones y generalmente de forma complementaria a las vías tradicionales, y advierte que su implantación ha de hacerse siempre tras la evaluación del balance entre riesgos y beneficios, un aspecto en el que todavía queda mucho por hacer.

Las circunstancias impuestas por la covid-19 han aumentado la demanda de servicios y productos digitales, y podrían significar un impulso definitivo a la salud digital durante esta década de 2020. Pero estas herramientas, como cualquier otro desarrollo tecnológico en la historia de la medicina, no son fines en sí mismos, sino medios para mejorar los cuidados de salud que deben ser evaluados de forma imparcial.


El autor: Gonzalo Casino es licenciado y doctor en Medicina. Trabaja como investigador y profesor de periodismo científico en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.