COVID-19: serología, anticuerpos e inmunidad (who.int)
Las respuestas a las siguientes preguntas se basan en los conocimientos actuales sobre el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que causa. La OMS seguirá actualizando estas respuestas a medida que disponga de más información.
La ‘serología’ es el estudio de los anticuerpos en el suero sanguíneo.
Los ‘anticuerpos’ forman parte de la respuesta inmunitaria del cuerpo a una infección. Los anticuerpos que actúan contra el SARS-CoV-2, el virus causante de la COVID-19, se pueden detectar generalmente en las primeras semanas de la infección. La presencia de anticuerpos indica que la persona estuvo infectada con el SARS-CoV-2, independientemente de que haya tenido enfermedad grave o leve, o que no haya presentado ningún síntoma. Los ‘estudios de seroprevalencia’ se realizan para calcular la amplitud de la infección, medida según los niveles de anticuerpos, en un grupo de población dado. Se supone que la seroprevalencia inicial de cualquier nuevo virus, incluido el SARS-CoV-2, en una población es baja o inexistente, dado que el virus no ha circulado anteriormente.
¿Cuál es la diferencia entre las pruebas moleculares y las serológicas?
Las ‘pruebas moleculares’, entre ellas las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) permiten detectar el material genético del virus, por ejemplo, el SARS-CoV-2, con el fin de determinar si en ese momento la persona está infectada con ese virus. Mediante las ‘pruebas serológicas’ se puede detectar la presencia de anticuerpos contra un virus dado, y calcular la cantidad de anticuerpos producidos tras la infección, lo que permite determinar si una persona estuvo infectada previamente con el SARS-CoV-2. Las pruebas serológicas no se deben utilizar para diagnosticar la infección aguda por SARS-CoV-2, dado que los anticuerpos se desarrollan algunas semanas después de la infección.
¿Cuál es la finalidad de las pruebas serológicas?
Cuando aparece una enfermedad nueva, por ejemplo, la COVID-19, las estrategias iniciales de vigilancia y detección se centran principalmente en la realización de pruebas moleculares para medir las infecciones agudas, y en la atención de los pacientes con enfermedad grave, que son los que buscan y necesitan asistencia sanitaria. Con frecuencia, esto puede pasar por alto las infecciones leves o asintomáticas que no requieren atención médica y, por lo tanto, en la primera fase de un brote se desconoce la amplitud total de la infección.Las pruebas serológicas ayudan a determinar la magnitud de un brote o la amplitud de una infección en una población dada. Los estudios de seroprevalencia ofrecen un panorama más completo de la manera en que esa población se ha infectado con el SARS-CoV-2, y permiten detectar casos desconocidos que no fueron identificados mediante vigilancia sistemática o activa.
¿La presencia de anticuerpos significa que esa persona es inmune?
Se están realizando numerosos estudios para comprender mejor la respuesta de los anticuerpos a la infección del SARS-CoV-2. Algunos estudios llevados a cabo hasta el presente indican que la mayoría de las personas infectadas con el SARS-CoV-2 desarrollan anticuerpos específicos contra ese virus. Sin embargo, los niveles de esos anticuerpos pueden variar entre los que contraen enfermedad grave (altos niveles de anticuerpos) y los que contraen enfermedad leve o infección asintomática (bajos niveles de anticuerpos). Muchos estudios en curso procuran determinar con mayor precisión los niveles de anticuerpos necesarios para conseguir la protección y la duración de esos anticuerpos.
¿Puede volver a infectarse una persona que hubiese sido infectada previamente con el SARS-CoV-2?
Hasta la fecha existen algunos informes sobre personas reinfectadas con el SARS-CoV-2. Probablemente habrá más reinfecciones notificadas y, a ese respecto, los científicos están tratando de comprender la función de la respuesta inmunitaria en la primera infección y en la segunda. La OMS está trabajando con científicos para entender cada caso de reinfección y la respuesta de los anticuerpos durante la primera infección y las subsiguientes.
¿Cuáles son los resultados de los estudios de seroepidemiología?
En la actualidad hay más de 200 publicaciones, preimpresiones, manuscritos e informes gubernamentales revisados por homólogos, sobre estudios de seroprevalencia del SARS-CoV-2. Esos estudios difieren en sus diseños, poblaciones estudiadas, pruebas serológicas empleadas, plazos de obtención de muestras y calidad. En general, la seroprevalencia notificada en los estudios disponibles permanece baja, en menos del 10%.
Algunos estudios llevados a cabo en zonas de alta transmisión del virus y otros estudios realizados por agentes de atención sanitaria en esas zonas revelaron una seroprevalencia estimada superior al 20%. Los resultados disponibles de algunos estudios realizados indican que, en todo el mundo, la mayoría de las personas siguen siendo susceptibles a la infección del SARS-CoV-2.
¿Qué es la inmunidad colectiva?
La ‘inmunidad colectiva’, denominada también ‘inmunidad de población’ es un concepto utilizado en el ámbito de la vacunación, e implica que se puede proteger a una población contra determinado virus si se alcanza un umbral de vacunación.
La inmunidad colectiva se alcanza protegiendo a las personas contra el virus, no exponiéndolas al virus. Para más información, véase la conferencia de prensa del 12 de octubre del Director General.
Las vacunas enseñan a nuestro sistema inmunitario a desarrollar anticuerpos, como podría pasar cuando estamos expuestos a una enfermedad, pero, y esto es crucial, las vacunas actúan sin enfermarnos. Las personas vacunadas están protegidas contra la enfermedad en cuestión. Para información más detallada sírvase visitar nuestra página web sobre la COVID-19 y las vacunas.
Cuantas más personas de una comunidad se vacunen, menos personas permanecerán vulnerables, y por lo tanto se reducirán las probabilidades de transmisión del agente patógeno entre personas. La reducción de las probabilidades de circulación de un agente patógeno en la comunidad protege a quienes no se pueden vacunar debido a trastornos graves de salud distintos de la enfermedad contra la que protege la vacuna. Esto se denomina ‘inmunidad colectiva’.
La ‘inmunidad colectiva’ se consigue cuando un alto porcentaje de la población está vacunada, lo que dificulta la propagación de enfermedades infecciosas, dado que no hay muchas personas que se puedan contagiar.
El porcentaje de personas que deben tener anticuerpos para conseguir la inmunidad colectiva contra una enfermedad dada varía en cada caso. Por ejemplo, para lograr la inmunidad colectiva contra el sarampión es necesario vacunar aproximadamente al 95% de una población. El otro 5% estará protegido porque el sarampión no se propagará entre las personas vacunadas. En el caso de la poliomielitis, el umbral es aproximadamente del 80%.
La inmunidad colectiva lograda mediante vacunas seguras y eficaces hace que las enfermedades sean más raras y, consiguientemente, salva vidas.
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