domingo, 31 de diciembre de 2017

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Consumo de productos ultraprocesados y la salud humana y del planeta

Los años 2016–2025 fueron designados por la ONU como el Decenio de la Nutrición, debido a las numerosas amenazas a los sistemas alimentarios, la seguridad alimentaria la salud y el bienestar y la biosfera
Autor: Monteiro CA, Cannon G, Moubarac JC Public Health Nutrition 2017
http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=91804&uid=520577&fuente=inews
Resumen
  • Los años 2016–2025 fueron designados por la ONU como el Decenio de la Nutrición, debido a las numerosas amenazas a los sistemas alimentarios, la seguridad alimentaria la salud y el bienestar y la biosfera.
  • Este artículo resume el sistema NOVA de clasificación de los alimentos basado sobre la naturaleza, el grado y el propósito del procesamiento de los mismos.
  • NOVA identifica los alimentos y las bebidas ultraprocesados. Estos productos no son alimentos modificados, sino preparaciones industriales baratas de energía y nutrientes además de aditivos, usando una serie de procesos (por eso ‘ultraprocesados’).
  • Son de alta densidad calórica, con tipos poco saludables de grasa, almidones refinados, azúcares libres y sal, escasos en proteínas, fibra y micronutrientes. Son muy sabrosos y atractivos. Su sabor, presentación y comercialización a menudo favorecen el sobreconsumo y dominan el mercado alimentario en numerosos países. El consumo de estos productos se asocia con varias enferemdades no transmisibles.
  • Los productos ultraprocesados son problemáticos también desde los puntos de vista social, cultural, económico, político y ambiental. La producción y el consumo de estos productos conforman una crisis mundial.
Introducción
El 1de abril de 2016 la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el Decenio de Acción sobre la Nutrición, 2016 - 2025 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Será dirigida por la FAO, la OMS y otros organismos de la OMS, y se solicitó apoyo a la sociedad civil y el sector privado. Todos los involucrados señalan que este trabajo es esencial, debido al empeoramiento de las numerosas amenazas a los sistemas y suministros alimentarios y por ende a la salud, el bienestar de la población y la biosfera

► Identificación de los alimentos y bebidas ultra procesados
En apoyo de las iniciativas de la ONU, en septiembre de 2016 el Panel Global sobre Agricultura y Sistemas Alimentarios y Dietas, uno de cuyos miembros es el Director general de la FAO, publicó su informe ‘Foresight’ sobre Sistemas Alimentarios y Dietas: Enfrentar los desafíos del siglo XXI. Este informe incluye ”recomendaciones importantes y consejos para los líderes de los niveles más jerárquicos de los países y las organizaciones internacionales”.
Sus datos “constituyen una dura advertencia para todos los países ... se espera que la situación empeore dramáticamente durante los próximos 20 años a medida que poderosos factores causantes de cambio, como el crecimiento poblacional, el cambio climático y la urbanización convergen en los sistemas alimentarios. Por ejemplo:
“Si la dirección de las políticas actuales permanece igual, las estimaciones indican que para el año 2030, el número de personas con sobrepeso y obesidad habrá incrementado de 1,33 mil millones en 2005 a 3,28 mil millones, alrededor de un tercio de la población mundial proyectada. Esto constituye una preocupación importante ya que, hasta la fecha, ningún país ha logrado revertir con éxito el crecimiento de la obesidad una vez que se le ha permitido desarrollarse” ’
En este contexto, se hace referencia específica al aumento de la producción y el consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados como causa del aumento de la obesidad:
Los productos ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de los alimentos o sintetizadas de otras fuentes. La mayoría de estos productos contienen poco o ningún alimento natural. Vienen listos para consumirse o para calentar, son grasosos, salados o azucarados y pobres en fibra, proteínas y micronutrientes. Ejemplos: productos empaquetados para “snacks”, helados, bebidas endulzadas con azúcar, chocolates, pastelería, papas fritas en paquete, hamburguesas y panchos y “nuggets” de pollo o pescado.
Un informe de 2015 publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS)3señala
El cambio más sorprendente en los sistemas alimentarios de los países de ingresos altos, y ahora también de los países de ingresos medianos y bajos, es el desplazamiento de los patrones de alimentación basados en comidas y platos preparados a partir de alimentos sin procesar o mínimamente procesados por otros que se basan cada vez más en productos ultraprocesados. La alimentación resultante se caracteriza por una densidad calórica excesiva y por ser rica en azúcares libres, grasas no saludables y sal, y baja en fibra alimentaria, lo que aumenta el riesgo de obesidad y otras ENT relacionadas con la alimentación. La proporción de productos ultraprocesados en los suministros de alimentos puede considerarse una medida de la calidad general de la alimentación de una población.
El factor más importante al considerar los alimentos, la nutrición y la salud pública, no son tanto los nutrientes ni los alimentos sino lo que se les hace a los alimentos y a los nutrientes que estos tienen originalmente antes de comprarlos y consumirlos
El informe de 2016 Foresight afirmaque las ventas de alimentos ultraprocesados y de bebidas endulzadas con azúcar están aumentando casi exclusivamente en los países de ingresos bajos y medios y en los de ingresos medios altos.
El concepto de ultraprocesamiento fue creado por un equipo de la Universidad de San Pablo como parte de la tesis de que la naturaleza, el grado y el propósito del procesamiento de los alimentos explican cuál es en la actualidad la relación entre alimentos, nutrición, salud y enfermedad. Esta tesis ahora es reconocida en informes y comentarios de la FAO y la OPS y en revistas científicas.
El resumen inicial indicaba que en la actualidad el factor más importante al considerar los alimentos, la nutrición y la salud pública, no son tanto los nutrientes ni los alimentos sino lo que se les hace a los alimentos y a los nutrientes que estos tienen originalmente antes de comprarlos y consumirlos. Es decir que la cuestión pasa por  el procesamiento de los alimentos y por las consecuencias del mismo en los alimentos y en nosotros.’

 Motivos para hacer hincapié en el procesamiento de los alimentos
Esto es esencial para entender la conexión entre la alimentación y la salud pública. Cinco motivos justifican esta afirmación. Explican por qué se creó la clasificación NOVA y por qué es necesario identificar las fuentes de los productos ultraprocesados.
1. Las clasificaciones tradicionales ya no son útiles. Habitualmente estas agrupan los alimentos y los productos alimenticios según su origen botánico o la especie animal y según los nutrientes que contienen. De esta manera agrupan juntos alimentos que tienen diferentes efectos sobre la salud y la enfermedad. Así, los “cereales y productos con cereales” a menudo agrupan juntos los granos con los “cereales para el desayuno“ y las galletitas, ambos azucarados, así como la “carne y los productos con carne” con frecuencia agrupan el pollo fresco junto con los ‘nuggets’. No tener en cuenta el procesamiento de los alimentos tiene consecuencias graves.
2. La evidencia de la relación entre el procesamiento de los alimentos y la salud aumenta constantemente. Un ejemplo son las grasas trans industriales, producidas por el proceso de hidrogenación parcial en la fabricación de numerosos productos grasos envasados como margarinas, galletitas y otros productos horneados de “larga vida”. Ahora se sabe que las grasas trans pueden causar enfermedad cardiovascular.
Informes de los organismos de la ONU y otras organizaciones indican que ciertos alimentos y bebidas procesados están involucrados en la obesidad y las enfermedades crónicas. Entre ellos figuran los productos muy calóricos, las comidas rápidas, las bebidas sin alcohol, las bebidas azucaradas, los alimentos refinados ricos en almidón, las carnes procesadas y los alimentos conservados en sal, pero no mencionan para nada el término “procesados”. Asimismo, hay poca preocupación por los aditivos y conservantes y menos aún por el empleo de aditivos cosméticos que se usan para que las combinaciones de aceites procesados baratos, azúcares refinadas y almidones (especialmente sabores y colores) sean sabrosas y atractivas.
3. Los sistemas y las existencias alimentarias están cambiando en todo el mundo y determinan cambios en la compra y el consumo de alimentos. Las góndolas más importantes de los supermercados están dominadas por productos envasados de marca. Las comidas caseras disminuyeron a favor de “snacks” de productos procesados, consumo de platos preparados y el rápido crecimiento de franquicias de comidas rápidas que venden productos de carne procesada, papas fritas y refrescos azucarados.
4. Todos estos fenómenos están manejados por corporaciones transnacionales, identificadas como.” Las grandes de los alimentos”. Desde la década de 1980 sacaron ventaja de la libertad para efectuar inversiones directas en el exterior, que son motor del crecimiento económico y manejan miles de millones de dólares. Esto cambió notablemente las existencias de provisiones en los países de recursos medianos y bajos. El volumen de ventas anual de varias corporaciones excede el producto bruto de los países de medianos recursos y, a diferencia de muchos gobiernos, pueden invertir miles de millones de dólares en nuevas tecnologías y mercados. La poca disposición o la incapacidad de los gobiernos para controlar estas corporaciones transnacionales en esta época de comercio mundial desregulado perjudican la salud y el medio ambiente.
5. En el informe ‘Foresight’ de 2016 se señalaban los gastos en publicidad de las compañías de alimentos y bebidas. Coca Cola y Nestlé juntos, por ejemplo gastaron  en 2014, $6000 millones de dólares – equivalentes a casi los dos tercios del presupuesto del Reino Unido para ayuda exterior.
Una revisión reciente de la comercialización de los alimentos llegó a la conclusión de que la promoción de los alimentos en los países de ingresos altos se orientó hacia el aumento del acceso a comida más barata, de mayor volumen, sabrosa y de altas calorías. Además de la publicidad, la marca, el tamaño y la forma de las porciones y los envases influyen sobre los consumidores. Esta modalidad está siendo similar también en países de ingresos bajos  y medios. Asimismo, la evidencia muestra que la publicidad influye sobre las elecciones alimentarias infantiles.
En conjunto, estos y otros factores, entre ellos el impacto de las comidas y bebidas ultraprocesadas sobre la vida social, la cultura y el medio ambiente, muestran que en la actualidad es necesario prestar especial atención al procesamiento de los alimentos y a los productos ultraprocesados.

► El procesamiento de los alimentos en sí no es la cuestión
Los informes, folletos o trabajos publicados por las asociaciones que representan los intereses de las corporaciones de alimentos y bebidas o de los organismos profesionales apoyados por los fabricantes de productos alimenticios entre 2012 y 2014 emplean caracterizaciones muy amplias del procesamiento de los alimentos, así como también de los aditivos.
En realidad, todos los alimentos sufren alguna forma de procesamiento antes de su consumo El procesamiento abarca toda la cadena alimentaria, desde la cosecha hasta las diferentes formas de preparación culinaria en el hogarEl término “procesamiento“ es muy general y por lo tanto no es útil.

► La clasificación NOVA
La clasificación NOVA (que no es un acrónimo) agrupa los alimentos según la naturaleza, el grado y el propósito del procesamiento industrial que sufren El procesamiento de los alimentos según lo identifica NOVA implica los procesos físicos, biológicos y químicos empleados después que los alimentos son separados de la naturaleza y antes de ser consumidos o preparados como platos y comidas.
Los alimentos pueden ser consumidos por sí mismos (como las frutas, las nueces o la leche) o como elemento principal o elemento acompañante de platos y comidas (como los granos, las harinas, los vegetales, la carne, los huevos); o como productos alimenticios empleados para preparar estos platos o comidas (como los aceites, la manteca, el azúcar, la sal). También pueden ser productos alimenticios listos para consumir o calentar (como pan, queso, jamón; “snacks” envasados, bebidas sin alcohol, platos congelados prepreparados). NOVA clasifica a todos los alimentos o productos alimenticios en cuatro grupos.
♦ Grupo 1. Alimentos no procesados o mínimamente procesados
Los alimentos no procesados (o naturales) son partes comestibles de las plantas (semillas, frutas, hojas, tallos, raíces) o de animales (músculo, achuras, huevos, leche) y también hongos, algas y agua, tras ser separados de la naturaleza. Los alimentos mínimamente procesados son alimentos naturales alterados por procesos que incluyen la eliminación de partes no comestibles y el teñido, molido, fraccionamiento, filtrado, asado, hervido, fermentación no alcohólica, pasteurización, refrigeración, congelación, envasado y envasado al vacío. Estos procesos se efectúan para conservar los alimentos naturales, hacerlos adecuados para su almacenamiento o para volverlos seguros o comestibles o placenteros para consumir.
♦ Grupo 2. Ingredientes culinarios procesados
Los ingredientes culinarios procesados, como aceites, manteca, azúcar y sal son sustancias derivadas de los alimentos del Grupo 1 o de la naturaleza por procesos de prensado, refinado, molido, molienda y secado. No son para ser consumidos solos y se emplean junto con alimentos del grupo 1 para preparar guisos, sopas y caldos, ensaladas, panes, conservas, bebidas y postres.
♦ Grupo 3. Alimentos procesados
Los alimentos procesados, como vegetales envasados embotellados, pescado enlatado, frutas en almíbar, quesos y panes recién hechos se preparan agregando sal, aceite, azúcar u otras sustancias del grupo 2 a alimentos del grupo 1. El procesamiento incluye diversos métodos de conservación o cocción, y, en el caso de panes y quesos, fermentación no alcohólica. La mayor parte de los alimentos procesados tienen dos o tres ingredientes y se pueden reconocer como versiones modificadas de los alimentos del grupo 1. Son comestibles de por sí o asociados con otros alimentos. El propósito de su procesamiento es aumentar la durabilidad de los alimentos del grupo 1, o modificar o aumentar sus cualidades organolépticas
♦ Grupo 4. Alimentos ultraprocesados
Los alimentos ultraprocesados, como las bebidas no alcohólicas, los “snacks” empaquetados, dulces o salados, los productos de carne reconstituida y los platos congelados prepreparados, no son alimentos modificados, sino preparaciones hechas en su mayor parte o completamente de sustancias derivadas de alimentos y aditivos, con poco o ningún alimento intacto del grupo 1.
Los ingredientes de estas preparaciones habitualmente incluyen también aquellos empleados en las comidas procesadas, como azúcares, aceites, grasas o sal. Pero los alimentos ultraprocesados también contienen otras fuentes calóricas y nutrientes que normalmente no se emplean en las preparaciones culinarias. Algunos se extraen directamente de alimentos, como la caseína, la lactosa, el suero de la leche y el gluten.
Muchos provienen de más procesamiento de los constituyentes alimentarios, como los aceites hidrogenados o interesterificados, las proteínas hidrolizadas, la proteína de soja purificada, la maltodextrina, el azúcar invertido y el jarabe de maíz rico en fructosa. Los aditivos de los alimentos ultraprocesados son algunos que también se emplean en las comidas procesadas, como los conservantes, antioxidantes y estabilizadores. Los aditivos usados solo en productos ultraprocesados son aquellos usados para  imitar o aumentar las características organolépticas de los alimentos o para enmascarar aspectos  desagradables del producto final.
Estos aditivos son tinturas y otros colorantes, estabilizantes del color; sabores, potenciadores de los sabores, edulcorantes y auxiliares del procesamiento, como carbonatación, aglutinantes, aumentadores del volumen y antiaumentadores, agentes antigrumos, agentes de glaseado, emulsionantes y humectantes. Se emplea una multitud de secuencias de procesos para combinar los ingredientes, que habitualmente son numerosos, y crear el producto final (de ahí ‘ultra-procesado’). Algunos de estos procesos no tienen equivalentes domésticos, como la hidrogenación y la hidrolización, la extrusión y el moldeado y el pre-procesado para freír.
El propósito global del ultraprocesamiento es crear productos alimentarios de marca, convenientes (durables, listos para consumir), atractivos (super sabrosos) y altamente rentables, diseñados para desplazar a todos los otros grupos alimentarios. Los productos ultraprocesados en general tienen un envase  atractivo y una intensa comercialización.

► NOVA en uso
Los estudios basados sobre NOVA muestran un crecimiento exponencial  del consumo de productos ultraprocesados y confirman que estos desplazan a los alimentos no procesados
La clasificación NOVA se aplica en todo el mundo. Hasta ahora se empleó para describir las modalidades alimentarias de la población, evaluar cómo va cambiando con el tiempo la participación de los productos ultraprocesados en la alimentación y analizar la asociación de esta participación con las características nutritivas de la alimentación y sus consecuencias para la salud.
Un informe de la OPS describió los determinantes socioeconómicos de las ventas de determinados productos ultraprocesados en 15 países latinoamericanos y analizó la asociación entre los cambios anuales en las ventas de estos productos y los cambios anuales en el índice de masa corporal (IMC) medio de la población. Un informe de la OMS empleó NOVA para evaluar y comparar el impacto de la participación de productos ultraprocesados en la alimentación sobre el consumo  excesivo de azúcares libres en los EEUU, Canadá, Brasil y Colombia.
En general, los estudios basados sobre NOVA muestran un crecimiento exponencial  del consumo de productos ultraprocesados y confirman que estos desplazan a los alimentos no procesados o mínimamente procesados y a los platos recién hechos y las comidas preparadas con estos alimentos junto con ingredientes culinarios procesados. Por ejemplo, entre 1998 y 2012, las ventas por cabeza de “snacks” dulces o salados y de bebidas sin alcohol aumentaron en un 50 % en países con ingreso medio alto y en un 100 y 300 %, respectivamente en países con ingreso medio bajo.
Estudios basados sobre NOVA también muestran que el consumo de productos ultraprocesados aumenta la densidad calórica global de las dietas y su contenido de grasas saturadas y grasas trans y azúcares libres y disminuye la fibra, los fito-estrógenos, el magnesio, el potasio, la vitamina A, el hierro y el zinc en la alimentación.
Estudios ecológicos, estudios transversales y estudios de cohortes documentaron una asociación directa entre productos ultraprocesados y obesidad, hipertensión, síndrome metabólico y dislipidemias.
NOVA se empleó también para orientar el modelo de perfil de nutrientes creado por la OPS para la región de las Américas.
Los cuatro grupos de alimentos de NOVA también son la base de las cuatro recomendaciones de las guías alimenticias oficiales actuales de Brasil, reconocidas por la FAO como las primeras guías basadas sobre los alimentos que toman en cuenta aspectos sociales, culturales, económicos y otros aspectos de la sustentabilidad. Las principales recomendaciones de las guías alimentarias nacionales de Uruguay, publicadas en diciembre de 2016, también se basan sobre los cuatro grupos de alimentos de NOVA.
Las principales recomendaciones de las guías brasileras son:
1. Prepare como la base de su dieta comidas naturales o mínimamente procesadas, en gran variedad, sobre todo de origen vegetal y preferentemente producidas con métodos agroecológicos.
2. Emplee aceites, grasas, sal y azúcar en pequeñas cantidades para sazonar y cocinar los alimentos y para crear preparaciones culinarias.
3. Limite el empleo de alimentos procesados, consumiéndolos en pequeñas cantidades como ingredientes en preparados culinarios o como parte de comidas basadas sobre alimentos naturales o mínimamente procesados.
4. Evite los productos ultraprocesados.

► El problema con el ultraprocesamiento
Como ya se dijo, los productos ultraprocesados no son alimentos modificados, reconocibles como tales, sino preparaciones industriales de calorías y nutrientes, especialmente los tipos no saludables de grasa, almidones, azúcares libres y sal, más aditivos, entre ellos los que intensifican el impacto sensorial. Todos contienen poco o nada de alimentos intactos.
Los ingredientes de los productos  ultraprocesados son grasosos, azucarados o salados, a menudo ricos en grasas saturadas o grasas trans y carentes de fibra y diversos micronutrientes. Es por eso que, en varios países, el aumento del consumo de estos productos se asocia con varias enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación.
Cuando son sólidos, debido a sus ingredientes y a la falta de fibra y agua, la densidad calórica de los productos  ultraprocesados es de moderadamente alta (940– 1150 kJ, 225–275 kcal por 100 g para los productos de panadería) a alta (1460–1675 kJ, 350–400 kcal por 100 g para las barras de cereales) o muy alta (1675–2090 kJ, 400–500 kcal por 100 g para la mayoría de las galletitas y las papas fritas. Cuando son líquidos, los productos ultraprocesados suelen ser azucarados y carecen de nutrientes. Estas características facilitan que los productos ultraprocesados causen el sobre-consumo inadvertido de calorías y de esta manera, sobrepeso y obesidad.
También tienen altas cargas glucémicas por lo que alteran los procesos endógenos del sistema nervioso que señalan la saciedad y controlan el apetito y aumentan así el riesgo de obesidad y diabetes.
Los productos  ultraprocesados a menudo están formulados para formar hábitos y a veces son casi adictivos. Muchos de estos productos crean una falsa impresión de ser saludables, debido al agregado de fibra y algunos micronutrientes y el reemplazo del azúcar por edulcorantes artificiales o la reducción del sodio. Esto permite que los fabricantes los publiciten como saludables, cuando no lo son Debido a la publicidad, estos productos resultan atractivos e interesantes, en especial para los niños y jóvenes.
Los productos  ultraprocesados actualmente dominan la provisión de alimentos de los países de altos ingresos. Por ejemplo, representaron el 57,9 % de la provisión de alimentos en los EE. UU. en 2009–2010 y el 47,7 % del consumo calórico total en Canadá en 2004. En los países de ingresos medios las cifras son menores, pero están aumentando rápidamente.
De esta manera, los efectos de productos ultraprocesados son problemáticos y afectan la nutrición y la salud. La evidencia indica que el desplazamiento de los alimentos no procesados o mínimamente procesados y de las comidas recién preparadas por los productos  ultraprocesados está conduciendo al aumento de la carga global de obesidad y otras enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la alimentación. La evidencia indica también que este cambio en los patrones alimenticios puede empeorar la carga, todavía importante, de deficiencias de micronutrientes en los países de ingresos bajos y medios, a pesar de que ciertos productos  ultraprocesados están fortificados con algunos micronutrientes.
Los productos  ultraprocesados y sus fabricantes también están causando problemas sociales, culturales, económicos y ambientales. La vida social se debilita debido a ellos. Como son convenientes, formulados como “snacks” y bebidas listos para el consumo, desplazan a los platos y comidas caseras. Las experiencias compartidas de comprar, preparar, cocinar y disfrutar la comida juntos, que forman parte de nuestra evolución como seres humanos, con todo el conocimiento que esto crea sobre la naturaleza, el significado y el valor de la comida, se pierden cada vez más.
La cocina se usa menos y el comedor, lugar especial para que las personas que comparten la vivienda se junten y compartan sus vidas, puede desaparecer. Todo esto cambió por el hábito de que cada uno coma solo, a diferentes horas, distraído, con frecuencia haciendo otra cosa al mismo tiempo. Los niños y jóvenes comen mientras usan su computadora o juegan con juegos de vídeo. Fuera del hogar, los productos  ultraprocesados se consumen en cualquier parte, a cualquier hora, mientras se trabaja, se camina o se maneja mientras se usan los teléfonos celulares.
La cultura, nacional y local, también se perjudica con estos productos
Los fabricantes y distribuidores transnacionales de los productos  ultraprocesados son cada vez más monopólicos, y trabajan en conjunto. Apoyados por acuerdos de libre comercio, desplazan cultura y sistemas alimentarios auténticos establecidos y generan hábitos de consumo uniformes. En todas partes, las costumbres alimentarias que son parte de la identidad de los países y regiones y las culturas alimentarias basadas sobre la comidas compartidas, se están debilitando debido a los productos  ultraprocesados, con sus marcas, su promoción, sus envases y etiquetas.
Los contenidos de cualquier tipo de  producto – las bebidas sin alcohol y las hamburguesas y muchos otros productos  ultraprocesados fabricados por corporaciones gigantescas – son los mismos en todas partes. La impresión de variedad es proporcionada por las campañas de comercialización, que gastan sumas enormes y emplean en todo el mundo los multimedios, internet y televisión, que invalidan aún más los que fueron patrones alimentarios establecidos, los conocimientos y habilidades culinarias  y las culturas sociales. El efecto de todo esto es alienante para niños y jóvenes, quienes pueden llegar a pensar que la cultura de su país, la identidad étnica y la tradición son aburridas.
La producción y el consumo de productos ultraprocesados también tienen consecuencias económicas problemáticas. Las grandes corporaciones transnacionales que usan ingredientes baratos para sus productos tienen enormes reservas de dinero para inversión y desarrollo. Pueden llegar a controlar los negocios nacionales y locales, incluidos los fabricantes, distribuidores y vendedores de alimentos mínimamente procesados. La demanda de aceites baratos, azúcar, almidones y otros ingredientes de los productos ultraprocesados crea monocultivos en muchos países, a fin de producir materia prima para exportar  en lugar de alimentos para el consumo humano directo.
Los productos  ultraprocesados tienen asimismo otro costo: la obesidad y las enfermedades crónicas relacionadas.
También hay consecuencias políticas. La desregulación que permitió a las corporaciones transnacionales crecer exponencialmente, su habilidad para mudarse a los países que les otorgan más posibilidades y libertad para actuar como quieren dentro de la ley, les otorgan más poder y a los gobiernos nacionales menos capacidad  de actuar para el interés público.
Se vuelve así difícil para los gobiernos, si quisieran hacerlo, promulgar políticas fiscales y otras disposiciones reglamentarias diseñadas para que haya mayor disponibilidad y mejores precios de alimentos no procesados y mínimamente procesados y menos provisión de productos  ultraprocesados con precios más caros. Margaret Chan, Directora General de la OMS explicó que los esfuerzos para prevenir las enfermedades no transmisibles chocan contra los intereses de poderosos agentes económicos
“Ya no son solamente los grandes del tabaco. La salud pública debe enfrentarse también a los grandes de los alimentos, a los grandes de las bebidas gaseosas, y a los grandes del alcohol”
Todas estas industrias temen las regulaciones y se protegen a sí mismas recurriendo a técnicas similaresEstas incluyen la creación de grupos de presión, lobbies, promesas de auto-regulación, pleitos e investigaciones financiadas por la industria, que confunden la evidencia y deja al público con dudas. Para dar la imagen de corporaciones respetables contribuyen con dinero a causas justas Sus argumentos culpan a las personas por el daño a su salud y consideran que las acciones gubernamentales interfieren contra la libertad personal y la libre elección.
“Se trata pues de una gran oposición. Los poderes del mercado se traducen inmediatamente en poder político. Pocos gobiernos priorizan la salud sobre los grandes negocios. Como sabemos por experiencia con la industria del tabaco, una corporación potente puede vender al público prácticamente cualquier cosa.
Permítanme recordarles. Ni un solo país ha conseguido revertir la epidemia de obesidad en cualquier grupo de edad. No se trata de un fallo del poder de voluntad del individuo. Se trata, antes bien, de un fallo de la voluntad política para hacer frente a las grandes corporaciones.”
La producción y el consumo de productos ultraprocesados también están perjudicando al medio ambiente. Botellas, cajas, envolturas y otros envases de los productos ultraprocesados crean enormes cantidades de basura, parte de ella no biodegradable, arrojados a la calle, tapando las alcantarillas y desechados en basurales. La fabricación y distribución de los productos  ultraprocesados y sus ingredientes a menudo implican extensas rutas de trasporte internacional y por ende empleo excesivo de energía no renovable, que contribuye a la alteración del clima.
La cría de ganado para el comercio de las hamburguesas exige alimento para los animales producido por monocultivos como los de soja y maíz. En países como Brasil generó la destrucción de gran parte de la selva húmeda y la sabana. Todo esto, junto con otras formas de agricultura industrial, contribuye a la alteración del clima, causa polución, pérdida de la biodiversidad y degradación, pérdidas de agua, tierra, energía y otros recursos naturales no renovables.

► Viviendo en la década de la nutrición
El antropoceno, que se considera que comenzó en la década de 1950, es la época en que las actividades humanas están perturbando el equilibrio natural de nuestro planeta en un grado quizás irreversible.
Las actividades humanas que están impidiendo la sustentabilidad son aquellas que provocan alteración climática; urbanización rápida; polución, degradación y agotamiento del aire, la tierra, el agua y las fuentes de energía, abusos y despilfarro causados por la producción en masa de animales; e inseguridad alimentaria.
Se necesitan con suma urgencia políticas públicas y acciones coordinadas para que la vida en la Tierra sea sostenible.
Los autores de este trabajo proponen que la siempre creciente producción y consumo de alimentos y bebidas ultraprocesados se identifiquen como una de las actividades humanas que llevan a estas crisis. También proponen que el impacto de los productos ultraprocesados sobre la salud es en sí mismo una crisis mundial a ser enfrentada y revertida como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y su Decenio de la Nutrición.

jueves, 14 de diciembre de 2017

lunes, 13 de noviembre de 2017

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https://www.youtube.com/watch?v=TFoNI-6ZD50

Los chemtrails


Septiembre de 2014
La creciente polémica sobre las estelas de los aviones.
Rafael Yus Ramos, GENA-Ecologistas en Acción. Revista El Ecologista nº 82.
http://www.ecologistasenaccion.org/article28646.html
Desde muchos foros se mantiene que las estelas de condensación de los aviones son en realidad pruebas de la dispersión de productos químicos o biológicos tóxicos, que se esparcen siguiendo un plan para destruir a la Humanidad. El asunto se ha convertido en algo más que un bulo de los típicos que circulan por Internet: ya es una creencia, a veces muy arraigada, que va creando una comunidad de personas adeptas cada vez más activas.
Uno de los efectos de la llamada sociedad de la información, de la mano de las nuevas tecnologías y, en especial, de Internet y sus innumerables blogs y foros, es la facilidad con que se propagan todo tipo de ideas y creencias, posiblemente por una especie de fe ciega hacia la máquina que genera información. Entre los temas que circulan por esa maraña de canales de información figura el fenómeno de los chemtrails, una palabra de origen anglosajón que es una contracción de chemical (químico) y trail (rastro), por lo que esta expresión viene a significar en español “rastro químico”.
Si usted quiere ver un chemtrail nada más tiene que mirar al cielo y fijarse en alguna de las innumerables estelas blancas que dejan los aviones tras sí. Todos los mortales creíamos que estas estelas eran simplemente el rastro de los gases de la combustión o el agua de condensación de los motores de los modernos aviones a reacción, de ahí que este fenómeno es conocido en aviación como contrails, a su vez contracción de las palabras condensation (condensación) y trails (rastros). Pero, según se mantiene desde muchos foros, blogs y páginas web, se trata de productos químicos tóxicos que están sembrando los aviones, según un programa bien planificado para destruir a la Humanidad. El asunto es algo más que un hoax o bulo de los típicos que circulan por Internet. Es una creencia, a veces muy arraigada, que va creando, allá donde emerge, en numerosos puntos de todo el globo, una comunidad de adeptos que ya empieza a manifestarse y reclamar responsabilidades a los Gobiernos.
En efecto, lo que al principio eran temores conspiranoicos sobre las estelas de los aviones, ahora ha ido complicándose cada vez más: se habla de lluvias de polímeros, plan para modificar el clima, contaminación de la cadena alimenticia, control de la explosión demográfica, etc. Las personas convencidas de este plan se duchan inmediatamente después del paso de un avión a gran altura, llamándolo “ducha preventiva”. En este contexto, los ecologistas, que mostramos una visión escéptica respecto de estas cuestiones, somos considerados como parte del “sistema” conspiratorio: luchamos contra las cosas en que “ellos” quieren que nos fijemos, y no en lo que es el auténtico veneno de la Humanidad.
Las estelas de los aviones
Es ampliamente conocido el hecho de que los motores de los aviones a reacción despiden unos gases (dióxido de carbono, vapor de agua) que quedan fijados, a modo de estela o rastro de condensación en la atmósfera, durante un tiempo variable. En este sentido, la supuesta diferencia entre chemtrails y contrails, basada en que los primeros “duran más”, no se sostiene ante la física de la formación de estelas, según la cual, la duración y anchura depende de las condiciones atmosféricas existentes en el lugar en que se produce y no de la liberación de sustancias químicas adicionales.
Para algunos, una prueba del plan es la multitud de estelas que a veces se divisan. Lógicamente, en lugares de mucho tráfico aéreo estas estelas llegan a ser tan abundantes que forman una auténtica malla. La explicación, desde 1953 por H. Appleman [1] hasta las más recientes de Heymsfield y otros [2], es que estas estelas se producen por la condensación del agua producida por la combustión del queroseno, detrás de los escapes de las turbinas, donde se forman cirros artificiales (estelas de vapor de agua), vórtices que originan pequeños cristales de hielo en una atmósfera húmeda y fría, de unos -57 ºC, y a una presión muy baja, condiciones propias de la altitud a la que vuelan.
Ciertamente, no se oculta que estas estelas pueden afectar a la formación de nubes, y actuar como un forzante radiativo, pero como lo hacen las nubes en general: durante el día reflejan la luz solar por albedo (y por tanto baja la temperatura en la troposfera, el día es más frío) y durante la noche, la misma barrera actúa al contrario, impidiendo que el calor terrestre se evacue al exterior, dando noches más cálidas. Esto se comprobó muy bien cuando se cerró el espacio aéreo de Nueva York tras el atentado de las torres gemelas el día 11 de septiembre, pues al no pasar aviones se produjo localmente el efecto contrario: el día resultó más cálido y la noche más fría, como cuando no hay nubes.
Pero los defensores de la teoría de la conspiración van más allá e introducen dos elementos ajenos a estas consideraciones científicas: a) Las estelas de los aviones no son inocuas sino que contienen productos químicos tóxicos, microbios patógenos como el ébola, la gripe aviar, el sida, nanopartículas, etc. de efectos perniciosos para los seres vivos; y b) Esta siembra de productos obedece a un plan preconcebido para destruir a los seres humanos.
Dejando para luego el asunto de la conspiración, el sistema de dispersión de tóxicos no puede ser más burdo. Un piloto especializado en fumigaciones agrícolas decía al respecto que “si lanzas un producto químico o biológico desde 33.000 pies, simplemente, no llega a su destino, se pierde antes de impactar con el suelo. Nosotros lanzamos insecticida a los campos desde 4 o 5 metros de altura porque a partir de los diez ya se pierde. Utilizamos una cantidad de un cuarto de litro por hectárea, con una disolución de 0,025 gramos de materia activa por litro de aceite mineral, así que imagínate la cantidad que necesitarías para fumigar desde 10.000 metros. Imposible”.
Geoingeniería del mal
Uno de los argumentos más socorridos es que existe un plan cuidadosamente organizado por la Geoingeniería para modificar el clima de la Tierra. La Geoingeniería, cuyo precedente es la provocación de lluvias artificiales sembrando sales en la atmósfera, es básicamente una ingeniería del clima, a escala terrestre y, actualmente, su principal meta es estudiar el cambio climático antropogénico, e idear formas de controlarlo y combatirlo, como mediante la captura y almacenamiento subterráneo de carbono, el aumento del albedo, la modificación de las nubes, el enfriamiento de la estratosfera mediante aerosoles sulfúricos, etc. Actualmente, desde 2010, hay una moratoria de Naciones Unidas para este tipo de experimentos porque se parte del principio de que podrían tener efectos imprevisibles.
Pero la fuente más socorrida es un estudio de investigación de siete oficiales de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, titulado Owning The Weather in 2025 [3], que se publicó en 1996, en el que subrayan cómo los sistemas anti-radar y la formación de nubes por los aviones cisterna permitirían a las fuerzas aeroespaciales de EE UU “poseer el clima” (manipular el clima según su conveniencia) para el año 2025. Es un informe que constata la capacidad de producir cambios atmosféricos por los sistemas asociados a la aviación, pero que se extralimitan de forma inconcebible, y así lo aseguran los científicos que escucharon este informe, al creer que de este modo se puede controlar el clima.
Así pues, una cosa es admitir que la tecnología puede cambiar temporalmente un determinado estado de la atmósfera, y otra cosa muy distinta es concluir que hay una operación orquestada para cambiar el “clima” (no el tiempo atmosférico en un momento determinado). Pero hay que leer los estudios posteriores para advertir que aquello no fue más que una idea (de hecho material desclasificado por la USAF), calificado como una ficción sobre futuros escenarios, con débiles argumentos científicos.
Los defensores de la conspiración por la Geoingeniería suelen usar como la biblia científica un informe de 2010 de P. Vermeeren, de la Delft University of Technology, de 300 páginas, titulado Case Orange [4]. Esta monografía, que se puede adquirir libremente en diversas páginas de internet, viene a ser un compendio de hechos que abundan en el papel que desempeñan los aviones a reacción en la modificación de las condiciones atmosféricas, la mayor parte de los cuales son hechos incuestionables, otros admiten cierta disensión, cuando no son disparates sin paliativos. Pero da igual, lo importante es que estos hechos, según se afirma (sin más prueba que el documento anteriormente citado) conducen a un plan preconcebido del Gobierno de Estados Unidos. De nada sirve que la Administración estadounidense se haya esforzado en explicar que no hay tal propósito, ni conspiración alguna, en folletos como el de la Agencia de Protección del Medio Ambiente [5]. Los conspiranoicos están predispuestos a no creer una sola palabra tranquilizadora.
La lluvia de cabellos de ángel
Uno de los supuestos productos de los chemtrails es un filamento semejante al hilo de seda de una araña. Por su parecido han sido denominados “cabellos de ángel” (angel hairs). Para los amigos de lo oculto y esotérico, estos hilos de seda que a veces se ven llover sobre la tierra, pero que “desaparecen si se intenta cogerlos”, tienen un origen de lo más diverso, incluyendo ovnis, el “ectoplasma” exudado por la propia atmósfera, una forma de maná, etc. Para los partidarios de los chemtrails, estos “cabellos”, son precisamente uno de los productos de las fumigaciones a las que estamos siendo sometidos los seres humanos por los aviones.
Se asegura que este material puede verse caer como una lluvia fina y frecuentemente en la tierra, los arbustos, etc., pero pocos están capacitados para verlo. Es más, para aumentar el mito y evitar con ello cualquier tentativa de esclarecer la composición de esta materia, advierten sobre el extremo peligro de tocarlos porque “son extraordinariamente tóxicos”, obviamente, sin que esta toxicidad se haya demostrado en ninguna parte del mundo. Para redundar en la condición de “siembra tóxica” se afirma que estos filamentos causan ciertas enfermedades cutáneas raras, como la enfermedad de Morguellons, sin que haya un solo estudio epidemiológico que establezca tal relación, atribuyéndose a los angel hairs cualquier dermatitis.
En estas condiciones, no es sorprendente que este fenómeno no se haya podido estudiar científicamente. Incluso las personas que afirman verlo diariamente y lo han fotografiado han sido incapaces de coger una muestra y llevarla a un laboratorio para analizarla, lo cual abunda en el carácter “misterioso” de estos productos. Algunos supuestos análisis (no comprobados) afirman que son “polímeros”, lo cual no nos saca de dudas. De hecho, la mayoría de los científicos son partidarios de atribuirlos a polímeros naturales (ej. hilos de seda de arañas u orugas, a secreciones o fibras de plantas) o artificiales (polímeros sintéticos de la basura). Otras veces pueden ser filamentos metálicos que ocasionalmente, en zonas de maniobras de las fuerzas aéreas, puede verse caer, porque forman parte de los llamados chaffs que eyectan los cazas para engañar a los radares y misiles. Pero estos filamentos son totalmente inofensivos, y por su dispersión ni tan siquiera se les puede relacionar con el aumento de aluminio en el suelo.
Un plan misántropo preconcebido
El aspecto más llamativo de estas teorías catastróficas es la creencia de que los chemtrails constituyen una evidencia “irrefutable” de que un sujeto (que nunca se aclara, pero que se da por sentado que son personas de mucho poder y con claros intereses misántropos) lleva decenas de años ejecutando un plan para destruir la Humanidad mediante irrigación o fumigación de productos químicos y biológicos a los seres humanos desde el aire, con aviones. Se postula que mediante estas técnicas se pretende producir efectos negativos en la salud (como cáncer, leucemia, epidemias, etc.) o incluso sobre el medio ambiente (ej. el cambio climático) de forma intencionada. Se trata de una de las teorías conspiranoicas más llamativas de las muchas que circulan por el mundo, y ahora por Internet.
Pero el asunto más débil es el objetivo de esta conspiración: no existe un consenso entre los seguidores de chemtrails sobre cuáles son los objetivos perseguidos por los conspiradores. Así, según la corriente que consultemos, podemos leer que se tratan de productos químicos para idiotizar y controlar mentalmente a la población, para que acepten sin rechistar un golpe militar en marcha en EE UU que implantará el Nuevo Orden Mundial, entre otros muchos disparates. No obstante, lo más común es que se mezclen sin criterio alguno una y otra intención, sin importar en absoluto que resulte totalmente delirante la planificación de una serie de acciones que pretenden controlar a la población, cambiar el clima del planeta, hacer la guerra química y conseguir aumentar las alergias infantiles, todo como parte del mismo plan. Pero todavía nadie ha sabido explicar, y menos demostrar, que tanto esfuerzo (en realidad chapucero) beneficie a alguien.
Aclaremos las cosas: el que los ecologistas no apoyemos estas ideas conspiranoicas no es por desprecio o desconsideración hacia las personas que las sienten como reales, sino porque nos guiamos por la lógica y la razón, y también por los sentimientos, pero procurando que estos no nos cieguen, por más que ciertos clichés que se dan en nuestra sociedad sigan considerando que somos personas exaltadas, catastrofistas e insensatas. Nuestra posición frente a este tipo de bulos fantasiosos y pseudocientíficos es una prueba de que no es así y espero que los argumentos de este artículo demuestren que los ecologistas no eludimos ningún tipo de asunto que afecte al medio ambiente y la calidad de vida para los seres vivos, incluidos los humanos.
Lo que sí es una verdadera lástima es que toda esta energía conspiranoica no se esté canalizando hacia el problema real con el que se tiene que enfrentar la Humanidad del siglo XXI: el cambio climático. Este sí que es un asunto para preocupar, y mucho, a todas las personas, y que debería hacer que nos involucrásemos en todos los ámbitos, cada cual con su contribución personal, y presionando a las autoridades para que se establezcan los medios necesarios para frenar esta auténtica y real calamidad ambiental.
Notas
[1] Appleman, H. (1953), The formation of exhaust condensation trails by jet aircraft. Bull. Amer. Meteor. Soc., 34: 14-20.
[2] Heymsfield, A.; et al (2010) Contrail microhysics. American Meteorological Society, Abril 2010: 465-472.
[3] House, T.J. et al. (1996), Weather as A Force Multiplier. Owning The Weather in 2025. A Research Paper, United States Air Forces, 44 pp.
[4] Vermeeren, P. (2010), Case Orange. Contrail Science, its impact on Climate and Weather Manipulation Programs Conducted by the United States and its Allies. Belfort Group, Hoiwege, Evergem Belgium, 300 pp.
[5] EPA (2000), Aircraft Contrails Factsheet. United States Environmental Protection Agency.


viernes, 13 de octubre de 2017

jueves, 12 de octubre de 2017

70/50 Fascinación por Morelia

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 Morelia, Michoacán. 12 de septiembre de 2017.
La Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum), a través del Centro Cultural Clavijero (CCC) en conjunto con el Ayuntamiento de Morelia, inauguraron la exposición fotográfica “Fascinación por Morelia 70-50” de José Antonio Romo.
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Diversas imágenes de la ‘Ciudad de la Cantera Rosa’ como también se le conoce a la capital michoacana, es lo que los asistentes pueden ver en la Sala 5, donde se encontra albergada hasta el próximo mes de enero de 2018.
La exposición está compuesta por más de 100 fotografías de los rincones y sitios más importantes de la antigua Valladolid, en las que se destacan La Catedral de Morelia, Las Tarascas, el Acueducto, el Palacio Muncipal, el Templo de Santa Rosa de Lima conocido también como Templo de Las Rosas, el Callejón del romance, la fuente de Villalogín y también el Centro Cultural Clavijero por mencionar algunos.
Nacido en la Ciudad de México, pero moreliano de corazón, José Antonio Romo señaló a los presentes que Morelia es una ciudad de excesos, pero excesos positivos donde se ha podido desarrollar en diversos ámbitos, como la profesión de la fotografía.
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Texto: Historiador Ricardo Aguilera

Un obseso acérrimo del Centro Histórico de Morelia es José Antonio Romo, quien ofrece ahora un fragmento de la investigación visual emprendida a lo largo de 50 años. A través de la lente y con su experiencia a cuestas, invita al encuentro permanente de una ciudad que, a pesar de ser muy conocida, no deja de ser enigmática. Con cada disparo, con cada encuadre y con cada imagen, promueve un permanente encuentro con experiencias presentes y pretéritas, como reflejo de excesos permitidos y hasta indispensables. Excesos reveladores de una certeza: por una ciudad como esta, vale la pena entregar todo esfuerzo, todo el tiempo, todo el talento… incluso la vida misma.
Son pocos quienes se dan cuenta de que el encuentro con esas expresiones del pasado ha dejado de ser la dosis mínima recomendada y la necesidad por la urbe se convierte en exceso. La ingesta ocular raya en el delirio, la fascinación por las explicaciones de esas piedras llega a la demencia y la alucinación trasciende el hecho de únicamente vivir en ella… quienes caen en el embrujo de la ciudad, empiezan a vivir para ella.
Por preservar su composición ancestral, para muchos ojos parece que el tiempo se detuvo en el Centro Histórico. Sin embargo, algunas miradas se muestran más curiosas y empiezan a lanzar mudas preguntas a la arquitectura; sobre todo cuando se toma conciencia de que cada detalle, la posición de los elementos, la ausencia de adornos o la armonía creada por la conjunción de todos los edificios, responde a necesidades y prioridades concretas.
De nueva cuenta, a través de los ojos se reanuda el diálogo y la muda conversación revela historias aparentemente negadas: cada rincón de la antigua Valladolid da cuenta de los seres humanos que la han habitado, la han definido, la han construido y le han dado su carácter. Con admiración, el encuentro visual revela un descubrimiento: lo inmutable está repleto de cambios, es reflejo de la vitalidad.
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La zona central de la capital michoacana se vive por medio de la alteración sensorial. Con los ojos se le aprecia y con ellos también se le escucha, pues sus piedras son el remanso necesario para mitigar los efectos de un movimiento cotidiano revelado como imposible. La simple mirada permite degustar y oler una esencia vital que, al paso del tiempo, se ha almacenado en el rosado carácter de sus piedras.
No importa la cantidad de tiempo de contemplación, las maravillas levantadas en esa sección de la ciudad permanecerán en la memoria. Para los foráneos, como el extraordinario recuerdo de un sitio excepcional; aunque los residentes terminan por acostumbrarse a su presencia, no dejan de expresar el privilegio de que esos templos, palacios, fuentes, calles y casonas, sean parte del escenario donde transcurre su vida.
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Fotos de internet y propias

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